La Ministra InfluencerMuestra

La gente acudía al tribunal se encontraba bajo una palmera que se llamaba Débora para resolver sus disputas. Algunos piensan que se trata de una palmera que ha sido plantada por Débora, y de ahí el origen de su nombre, pero en realidad, se cree que es el nombre que le puso la gente porque era el lugar al que acudían para resolver sus conflictos. ¡Imagínese hoy día tener una calle o avenida con su nombre! ¿No sería increíble? Pues esto nos habla que Débora era una mujer con una gran influencia entre el pueblo.

Cuando digo ministerio, no me refiero al ministerio pastoral de forma exclusiva, sino como servicio a Dios. Mujer, el Señor no nos llamó para entretenernos con cosas insignificantes, sino para hacer algo importante. Débora había sido llamada no solo a juzgar a su pueblo y a profetizar, sino a liberar a Israel de la opresión del rey de Jazor. Algunos pueden haber pensado de manera ofensiva:

‘¿Podrá una mujer indefensa luchar contra un rey varón?’

‘Débora podrá ser una buena mediadora entre su pueblo para resolver disputas sentada detrás de un escritorio, ¿pero luchar contra 900 carros de hierro? ¡Imposible!’

‘¿Acaso no hay ningún varón valiente para que nuestra nación dependa de una mujer?’

No tema ni desmaye por las circunstancias adversas que se le presentan en su vida. Sea valiente, porque la victoria es suya. ¡Somos más que vencedoras en Cristo Jesús! En efecto, Dios no nos deja solas nunca. Dicen las Escrituras que ante el avance de Barac, el Señor desbarató a Sísara a filo de espada, con todos sus carros y su ejército, a tal grado que Sísara saltó de su carro y huyó a pie, y que Barac persiguió a los carros y al ejército hasta Jaroset Goyim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada, y no quedó nadie con vida (véase Jueces 4:15-16). ¡Aleluya!

Ministra influencer, levántese como una madre espiritual, porque algo está por suceder. “¡Adelante! Este es el día en que el Señor entregará a Sísara en tus manos” (Jueces 4:14). Ese fue el día en que Israel recobró la libertad, y dejó atrás la opresión. Es peligroso que una madre espiritual se levante, porque cuando lo hace, detrás suyo hay un ejército de hijos espirituales que se levanta también y la acompaña, ¡y hay victoria!