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Hábito de Felicidad: Nunca Dejes de Crecer

Seguir a Jesús es una decisión y luego un proceso por el resto de tu vida. No puedes seguir a alguien sin caminar. ¡Debes tener movimiento!

Filipenses 3:12-13 dice: "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante."

Cuando Pablo escribió ese versículo, él era un anciano en prisión en Roma. Él está al final de su vida. Él es una persona increíblemente madura. Y aún así dice que no lo había alcanzado. Si alguien tiene el derecho a decir: "Lo he alcanzado espiritualmente", sería el que escribió la mayor parte del Nuevo Testamento. Pero Pablo dice: no, aún estoy creciendo. Aún estoy aprendiendo. Aún me estoy convirtiendo más como Cristo.

¿Cuál es el obstáculo que te detendrá de seguir el ejemplo de Pablo y continuar creciendo en Cristo? El Orgullo.

El orgullo te detendrá en tu crecimiento, porque cuando creas que lo lograste, no harás un esfuerzo para ser más espiritualmente maduro. ¡Nadie lo ha logrado! La humildad lleva a la felicidad porque te hace enseñable.

Las personas felices nunca dejan de crecer. Las personas felices nunca dejan de descubrir, nunca dejan de dar de sí mismos, nunca dejan de aprender. Si has dejado de crecer, eres miserable, porque has sido hecho para crecer.

La felicidad y la humildad van juntas porque los humildes son enseñables. Siempre están preguntando: "¿Cómo puedo ser un mejor esposo? ¿Cómo puedo ser un mejor amigo? ¿Cómo puedo ser un mejor jefe? ¿Cómo puedo ser un mejor seguidor de Cristo?"

"Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?" (2 Corintios 13: 5).