Hambre de DiosMuestra
Deposita tus defectos en Jesús
Creo que no somos nosotros mismos, nuestro verdadero yo, cuando nos conformamos con menos que lo mejor de Dios. Permanecemos frustrados, enojados, personas sirviéndose a sí mismos con apetito insaciable a pesar de lo que consumen. Cuando nos alimentamos de comida espiritual y experiencia íntima con Dios, descubrimos una satisfacción profunda que nada puede tocar.
A pesar de eso, resistimos obedecer los mandamientos de Dios, seguir Su guía y practicar los hábitos espirituales que satisfacen en profundidad. En cambio, volvemos a las antiguas adicciones y placeres destructivos deseando encontrar lo que buscamos y produciendo más frustración cuando nuestros intentos vacíos acarrean más decepción y desánimo. Volvemos a lo que solíamos hacer antes de encontrarnos con Jesús y de invitar al Espíritu Santo a nuestras vidas. Miramos nuestros esfuerzos en lugar de las promesas de Dios.
Quizás no hay mejor ilustración de este fenómeno que cuando los discípulos de Jesús fueron a pescar una noche no mucho después que su Maestro se hubiera levantado de los muertos. (Ver Juan 21:1-11.)
Es interesante, pero no sorprendente que después que Jesús había sido crucificado, enterrado y resucitado, Sus discípulos retomaron lo que sabían hacer mejor: pescar. Había solo un problema: ¡Ya no eran los mismos! En lugar de experimentar la llenura del Salvador levantado, la emoción de ser nuevas criaturas en Cristo, ellos volvieron atrás a su configuración por defecto.
Todos tenemos defectos antiguos, aún si no es el término que usamos. En tu teléfono inteligente, computadora y en la computadora de tu auto, así como en muchos artefactos y sistemas de tu casa, tienes la programación original conocida como configuración por defecto. Si un virus malicioso ataca nuestro sistema no funciona, siempre podemos resetear el aparato a la configuración por defecto. Son básicos, conocidos y han estado cerca desde que el sistema fue creado.
Los discípulos volvieron a hacer lo que hacían antes de conocer a Jesús. Volvieron a su configuración por defecto. ¿Y cuáles fueron los resultados? ¡No atraparon nada!
Experimentaron lo que ocurre cuando vuelves a tu antiguo modo de vida, a como vivías antes de conocer a Cristo:no atrapabas nada. ¿Por qué? Es simple: ¡no hay nada para atrapar!
No hay cosa de valor significativo cuando vuelves a lo que hacías antes de conocer a Jesús. Nada en tu comportamiento pasado, nada en tus relaciones anteriores, nada en tu trabajo anterior. Nada en la vieja forma de pensar.
Si Dios te trajo, ¿por qué quisieras volver?
Si quieres tu hambre para ayudarte a prosperar en el poder del Dios viviente, ¡entonces es tiempo de cambiar tu configuración por defecto a la de Jesús! No vuelvas a las rutinas pecaminosas y a los viejos mensajes en tu mente. No vuelvas a la dieta de los placeres mundanos y posesiones vacías. ¡Cambia tu configuración por defecto!
La Biblia nos advierte claramente, "Olvídate de las cosas antiguas, no mores en el pasado" (Isaías 43:18).
Cuando tomas la decisión final de no mirar atrás, pensar para atrás, o hablar como antes, entonces ¡el futuro glorioso de Dios se abre para ti! Tu hambre es saciado con gozo, esperanza, propósito y amor incondicional.
Si quieres prosperar en la mesa de abundancia del Señor, entonces haz esta declaración: No vuelvo atrás. Dilo en voz alta y siéntelo:No volveré a mi configuración por defecto. En cambio, continuaré persiguiendo a Dios con todo mi corazón.
Acerca de este Plan
Este Plan de 3 días escrito por el Rev Samuel Rodriguez se enfoca en nuestra hambre espiritual y reconoce que nuestras almas necesitan alimento como base natural. No importa cuán a menudo oremos, cuántos pasajes de la Biblia estudiemos y memoricemos, cuán frecuentemente vayamos a una iglesia o sirvamos a los necesitados, siempre hay lugar para crecer más cerca de Dios.
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