Agradar es una decisión

Desde el principio todo lo que Dios ha creado es bueno, y su plan para cada uno de nosotros es perfecto. Ha puesto grandes capacidades y habilidades dentro de nosotros para hacer aquello que a él le agrada, en nosotros está la decisión de poder agradar y honrar a Dios con lo que hacemos o hacer todo lo contrario. Dios no fuerza la voluntad del ser humano, es por eso que ha dejado en nosotros la capacidad para decidir a hacer lo que a él le agrada, no como una obligación o imposición sino por amor y por elección.


Hacer aquello que agrada a Dios no siempre es fácil, muchas veces implica negarnos a nosotros mismos, rendir nuestra voluntad a él e incluso ir en contra de la corriente de este mundo. Pero el vivir para Dios tiene sus recompensas.


¡Dios nos ha hecho libres! Libres para agradarle a él, esta libertad no justifica que el ser humano puede hacer lo que quiera y agradar a Dios con ello, al contrario, implica que a pesar de tener la alternativa de hacer lo que a este le place, decide usar su libertad para agradar a Dios, tal y como Jesús lo hizo negándose a sí mismo. 

El agradar a Dios es una decisión, debe ser una determinación profunda en nuestro corazón para hacer lo que a él le agrada, y por supuesto necesitamos de él para vivir rectamente. Pidamos al Señor que nos ayude a vivir agradándole día a día.

Dios te agradezco en este día porque me recuerdas que tus planes para mí son perfectos y de bienestar. Ayúdame a vivir mis días agradándote a ti, quiero amarte y servirte con todo mi corazón. Rindo mi voluntad en este día para que en mi corazón coloques la determinación de vivir para ti, ayúdame en mi debilidad, te necesito. En nombre de Jesús ¡Amén!