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¿Alguna vez perdiste algo que era importante para ti? Tal vez perdiste tu teléfono o una pieza importante de información o un recuerdo favorito. ¡Probablemente lo buscaste por todos lados y te volviste muy creativo hasta que lo encontraste! Incluso podrías haber reclutado a otras personas para que te ayuden a buscar.

A lo largo de las Escrituras, Dios promete ser encontrado por quienes lo buscan. ¿Qué pasaría si usásemos el mismo celo y concentración que teníamos cuando buscamos nuestro objeto perdido y lo aplicásemos a la búsqueda de Dios? ¿Cómo se vería nuestra fe si buscáramos a Dios de maneras nuevas y creativas, y si reclutamos a otras personas para que nos ayuden? Esta semana, elige una nueva forma en la que puedes concentrarte en buscar a Dios y recluta a un amigo para que lo intente contigo.