Tengo Preguntas: ¿Realmente Importan las palabras?Muestra

 Poner en práctica el versículo de hoy es fácil, ¿verdad? No exactamente. El problema de controlar tu lengua es que puede parecer imposible. Sólo pregúntale a Santiago, el hermano de Jesús (mira Santiago 3:8). Pero eso no significa que no debamos intentarlo. Este versículo nos dice que evitemos que nuestros labios digan mentiras. Piensa en tu día y tu semana. ¿Ha habido momentos en los que no fuiste completamente honesto? ¿Donde te quedaste callado cuando debiste haber hablado? ¿O hablaste cuando hubiera sido mejor quedarse callado? ¿De qué manera tus palabras te lastimaron a ti o a otras personas? ¿Y a quién podrías pedirle ayuda para tener más control de tus palabras? 

 Invita a un mentor, profesor o entrenador de confianza a tu vida durante las próximas 24 horas para que te ayude a observar cómo usas tus palabras. ¡Pueden captar cosas que no sabías que decías!