Proverbios y promesasMuestra

La bendición del trabajo

En el libro de Reyes nos encontramos con la historia de una sequía que fue anunciada por el profeta Elías y de las instrucciones que le dió Dios de ir a Sarepta, donde se encontraría con una viuda con la cual pasaría toda la sequía, teniendo provisión sobrenatural para que vivieran el profeta, la viuda y su hijo.

Es aquí donde pregunto ¿qué sucedió al terminar la sequía? ¿Qué pasó en el momento en el que comenzó a llover y se terminó el milagro de la provisión de harina y el aceite en la casa de la viuda?

La Biblia no menciona qué sucedió después con la mujer, pero me gusta pensar en esta situación porque me imagino que después de tener esta provisión sobrenatural, la viuda tuvo que hacer algo para tener provisión en su casa, tal vez tuvo que trabajar la tierra o vender comida, pero Dios proveyó lo que necesitaban ella y su hijo.

Y así es Dios con nosotros, no ha dejado de proveernos recursos, ya sea en medio de la escasez o en abundancia, Él nos ha abierto puertas para tener un trabajo que represente un ingreso. Esta también es una de las muchas formas en la que Dios nos provee.

Es por esto que en todo momento debemos dar gracias a Dios por nuestro trabajo, porque cuando agradecemos estamos entendiendo que todo viene de Él y, cuando esto pasa, somos capaces no solamente de regresarle a Dios lo que es de Él, sino también de ser generosos con nuestra familia, nuestra iglesia, nuestros amigos y con las personas necesitadas. Te animo a ver tu trabajo como una bendición y no como una carga porque Dios es el que nos lo ha dado.

Oración

Padre, muchas gracias por el trabajo que me has dado, te pido que me ayudes a ser más agradecido y a tener una mejor actitud, si es que no la tengo; enséñame a honrar a mis jefes, a tener la mejor actitud en mi entorno laboral, a no ver lo que Tú me has dado como una carga. Transforma mi mente y mi actitud para que todo lo que haga, lo haga pensando en que lo hago para ti. Gracias porque sigues sosteniéndome y proveyendo para mí, para mi casa y para mi familia. En el nombre de tu amado hijo Jesús, amén.