Fe atrevidaMuestra

Fe atrevida: La respuesta de Samuel

No soy fan de las selfies. ¡No consigo dominar el ángulo o la iluminación adecuados, y la elección del filtro correcto puede resultar agotadora!

Y sin embargo, vivimos en un mundo de selfies. De hecho, se toman tantas selfies cada día que se nos conoce como la "generación selfie".

Esto parece algo más que un simple amor por la fotografía. Tal vez esta obsesión por las selfies sea realmente una admisión del corazón.

Seamos honestos: no sólo somos propensos a autofotografiarnos en exceso, sino también a centrarnos en nosotros mismos. Posamos para la selfie perfecta: aquella en la que nos vemos grandiosos, nos sentimos bien y le gusta a la gente. Pero también queremos el yo perfecto: una vida definida por tener un gran aspecto, sentirse bien y ser envidiado. Sin la guía del Espíritu Santo, estos deseos pueden llevarnos por un camino peligroso. Cuando nos consumen nuestros propios intereses, nuestras vidas se vuelven tristemente superficiales y tóxicas. ¡Y nuestras vidas fueron hechas para mucho más!

Samuel nos enseña una manera diferente. En 1 Samuel 3, Samuel se despierta en medio de la noche con una voz desconocida. Después de escuchar esta voz por tercera vez, y con la ayuda de Elí, Samuel se da cuenta de que es Dios quien lo llama por su nombre.

La mayoría de las personas en la situación de Samuel habrían estado preparadas con una lista de deseos que conceder o de quejas que ventilar. Pero Samuel no. Samuel responde a Dios con un simple: "Habla, Señor. Soy tu siervo y te escucho".

Samuel se atrevió a creer que lo que Dios tenía que decir era mucho mejor que cualquier cosa que el joven Samuel pudiera pedir o imaginar. Él no estaba interesado en perseguir sus propios intereses. En cambio, eligió perseguir la voluntad de Dios. Samuel no estaba obsesionado con sus propios intereses; tenía mentalidad de siervo.

Sigue adelante y tómate una selfie de vez en cuando si lo deseas, pero niégate a adoptar una mentalidad centrada en ti mismo. Atrévete a dejar de lado tus propia agenda y a buscar la de Dios. Deja que Jesús dé forma a tus ambiciones. Sus planes para ti son mucho mejores que los que tú puedas imaginar. No dejes que el enfoque en ti mismo te impida experimentar todo lo que Dios tiene para ti. En cambio, responde a Jesús con una fe atrevida como la de Samuel, "¡Soy tu siervo, Señor, y te escucho!"