Venciendo la PreocupaciónMuestra

Día: 3 

Mirad las aves del cielo.

Génesis 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.

“Mirad” viene del griego “emblépo” que quiere decir “observar fijamente”. Miremos a las aves del cielo fijamente, ellas no son creadas a imagen y semejanza de Dios, nosotros los seres humanos sí además Dios nos dio la potestad de enseñorearnos de ellas, eso quiere decir que dominamos la creación animal. 

Mateo 6:26 “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”. 

Dios nos dio la potestad de dominar a la creación animal, pero ellos en ningún momento se preocupan por segar, sembrar o recoger en graneros, y nosotros que somos sus dominadores muchas veces nos preocupamos. Meditemos un poco. Nosotros podemos sembrar, segar y hasta recoger en graneros, y pudiendo hacer eso muchas veces nos preocupamos. 

Jesús está hablando en un contexto judío, y se dice que el pueblo judío se preocupaba por tres cosas: comida, vestido y joyas. Jesús no está prohibiendo que trabajemos o ahorremos, eso forma parte de una administración prudente en nuestra vida o familia. Lo que Jesús prohíbe es que actuemos egoístamente o que trabajemos desmedidamente y no tengamos tiempo para meditar en Sus leyes, que ahorremos o recojamos en graneros y no velemos por la necesidad de la iglesia o de nuestro prójimo. El preocuparse por tener cada día más, nos lleva a la avaricia y por consecuencia nos alejamos de Dios, y todo lo que te aleja de Él, no es Su voluntad. Disfrutemos de las bendiciones de Dios y dejemos de atormentarnos por el futuro. 

Un comentarista cuenta una historia: Una parábola moderna viene al caso: Se oyó en un huerto una conversación entre dos gorriones, descansando sobre una rama en un árbol alto. Mientras observaban a la gente que caminaba apurada y nerviosa por el huerto, uno dijo al otro:

—Eh, dime, ¿por qué piensas que la gente camina así, nerviosa y preocupada?

El otro le respondió:

—No lo sé con certeza, pero debe ser porque no tienen a un Padre Celestial que los cuida, como nosotros. 

Reflexionemos juntos: ¿Puedes ver lo importante que eres para Dios? ¿Confías que Él te va a sustentar siempre?

¡Dios te bendiga hoy!

Deyton Ugaz Balcázar

Discipuladores21