Puertas EspiritualesMuestra

La Puerta de la Fe.

Las Escrituras aseguran que Dios no es extraño para nadie, todo lo que puede ser conocido de Dios se lo ha revelado al hombre; ya que por designio divino fuimos diseñados para creer y el ser humano anhela creer. Bíblicamente la fe crea un entorno para el encuentro divino, pues el amor despierta la fe.

Abraham es conocido como el Padre de la fe no solo por atender el llamado de Dios para embarcarse en un viaje que nunca había hecho hacia una tierra que nunca había conocido, sino porque decidió creer y confiar plenamente en aquel que le había hecho la promesa de acompañarle en su viaje de fe. Para Abraham, Dios se había convertido en su futuro y todo lo que tenía que ver con Él sería posible.

Si bien es cierto que la fe Bíblica desarrolla en cada uno de nosotros una actitud de esperanza frente al futuro debido a los diferentes procesos críticos y pruebas que superamos en Dios, también es cierto que descubrimos con el tiempo que Dios no quiere que las personas que confiamos en Él, muramos, sino que vivamos. Él quiere que crezcamos y no que nos marchitemos, pues la fe en sí misma es un proceso depurador. Al igual que Abraham, todos somos llamados a abandonar la seguridad del mundo que nos es conocido, a evaluar y replantear nuestras viejas creencias y nuestra forma de vivir; pues vivir por fe significa descubrir que el Padre de Jesús es alguien en quien se puede confiar plenamente, aún en los tiempos de Crisis.

Todos sabemos que la fe viene por el oír la palabra de Dios, pero también es cierto que la fe es el don de Dios obrando en nuestras vidas por medio del Espíritu Santo, permitiéndonos entender y compartir su palabra con todo aquel que anhela respuestas de Dios en este tiempo.

El infatigable Apóstol Pablo solía llamar “Puertas” a las oportunidades que Dios le daba para llevar el evangelio por todo el mundo conocido de la época, las cuales aprovechó con diligencia.

Ahora bien querido amigo, el Dios de Abraham, que es el Dios y Padre de Jesucristo, te dice hoy a ti y a mí: “Estoy para ti, contigo, a favor tuyo y en ti.” Por tanto, tú también puedes en este día a través de los dones y talentos que Dios te ha dado, convertirte en un conserje que abre las puertas de la fe para quienes buscan en tiempos de pandemia al Dios de Abraham.

“Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles”. (Hch. 14:27).