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La alabanza restaura nuestro gozo

¿Has experimentado un momento de desánimo estos últimos días? Quizá algo te ha recordado los planes que no pudiste llevar a cabo; tuviste un día difícil dentro de casa; las tareas que se amontonan y parecen no terminar. ¡Es como si los días fueran como una noche pesada y te cuesta trabajo ver la luz del día!

En momentos así tenemos que ir a los Salmos: "en la noche entono sus cánticos". David no cantó porque tuviera ganas o porque todo estaba bien en su entorno, sino porque Dios es digno. Cuando cantamos, reconocemos la grandeza y magnificencia de Dios, declaramos que a pesar de que todo cambie, él sigue siendo él mismo, sus planes para nosotros siguen siendo los mismos, su bondad sigue siendo la misma. 

Sí, es difícil cantar cuando estás desanimado, pero qué tal si lo vemos como una oportunidad de ver a Dios en medio de nuestra situación en vez de que nuestra situación nos nuble la visión de nuestro Padre. David está cantando en la noche cuando está en un momento de desánimo, él está dando un sacrificio de alabanza. Inténtalo, intenta alabar en medio del desánimo, ¡no serás el mismo!

Yo quiero animarte, permanece conectado a tu iglesia local, no porque tienes ganas sino porque Dios es digno. Ama a tu esposa/o, honra a tus padres, no porque tienes ganas sino porque Dios es digno. Incluso, quizá la persona que tienes que perdonar no es digno de que lo perdones, pero Dios es digno de que tú lo adores perdonando a esa persona.

El versículo de Corintios dice que los que recibimos la nueva vida de Cristo, ya no vivimos más para nosotros mismos, esto significa que ya no tienes que vivir sujeto a tu ánimo, ni a tu circunstancia, ya no vives para ti, sino que vives para aquel que es digno de que vivas una vida extraordinaria; vives para aquel que murió y resucitó por nosotros.

Quiero recordarte algo: tú eres el dueño de tu ánimo. No permitas que lo que sientes robe tu lugar de adoración. Tú puedes decir: “Yo siento que he perdido, pero yo creo que Dios es bueno”. La plenitud de gozo está en la presencia de Dios. 

La alabanza es una posición del corazón: es cuando quitamos nuestros ojos de nosotros mismos y nuestros problemas y giramos nuestra mirada hacia Dios. Al contemplar la belleza y bondad de Dios, los problemas y cosas que robaban nuestro gozo empiezan a perder fuerza. 

Fuimos hechos para alabar, y solo en Dios encontramos verdadero deleite. Te animo a iniciar y terminar tu día adorando, encontrarás que en esa posición de alabanza tu espíritu se fortalece.

Oración

Dios, tú eres bueno siempre, tu amor y tus misericordias nunca terminan. En la mañana al despertar te cantaré, y aún en la noche oscura del alma te alabaré pues tú eres digno siempre, y mi esperanza está en ti. Gracias porque en tu presencia encuentro plenitud de gozo, y todo cambia cuando estoy contigo. Adorarte es mi privilegio. Amén.