[Visión 2020] Restituciones y resoluciones para vivir en 2020Muestra

Humilde, valiente y enseñable

Pablo habló sobre la enseñanza. Si vamos a enseñar, debemos ser enseñables. ¿Entonces, cómo hacemos esto? Con una mente abierta, un corazón abierto, un bolígrafo y un plan.

Este año, me encantaría que hicieras que las notas que tomas el domingo sean la base de tu tiempo de devocional el lunes. Saca tus notas, revisa la Escritura, habla sobre ella, piensa en el mensaje. Escribo cosas todo el tiempo. Cuando voy a reuniones o escucho predicaciones, siempre tengo un bolígrafo en el bolsillo. ¿Por qué? Un lápiz corto es mejor que una memoria extensa. Escríbelo u olvidarás lo que se dijo.

¿Qué pasa si Dios te habla algo? Escríbelo. Míralo más tarde. Ten un bolígrafo y ten un plan, un punto de acción. Pon en práctica lo que aprendiste. Dilo a ti mismo: «Voy a hacer algo al respecto». La iglesia debe ser un lugar de crecimiento espiritual en tu vida, no solo un lugar para sentarse y escuchar. Necesitamos recordar las cosas que Dios dice. Tener una mente abierta, un corazón abierto, un bolígrafo y un plan. Esta disciplina lleva el crecimiento espiritual al siguiente nivel.

Los estudiantes modelan esto muy bien. Ellos van a clase todos los días. Nadie está en la clase de física inclinándose hacia atrás, con los brazos cruzados y diciendo «ya sé esto». No, los estudiantes tienen sus cuadernos abiertos, escriben cosas y hacen su tarea más tarde para realmente aprender y tener las cosas en mente.

En Daniel 1:8 leemos que Daniel decidió en su corazón no comer la comida del rey. Le tomó un plan declarar que no iba a hacer esto. Daniel entendió quién quería Dios que fuera y se entregó a Dios. Para crecer espiritualmente, necesitamos imitarlo. Vamos a orar para servir humildemente, compartir valientemente y ser enseñables.

Padre, venimos en el nombre de Jesús, no en nuestro propio nombre. Pedimos que nos volvamos siervos humildes. ¿Cómo serían nuestros matrimonios si no sirviéramos humildemente? ¿Cómo serían nuestras demás relaciones, con los niños o con nuestros padres, si no sirviéramos humildemente? A partir de eso, te pedimos coraje para compartir nuestra fe. Permítenos ver a otros venir a Cristo. Y Dios, queremos ser enseñables, como lo fue Daniel. Como lo fue Pablo. Como lo fue Jesús.

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