PacienciaMuestra

Todo comienza en mi interior

Uno de mis pasatiempos favoritos es la repostería y, curiosamente, en estos días se incendió nuestro horno y nadie podía venir a arreglarlo. Cuando pasó esto me inundó un un mar de emociones. La verdad, me frustré mucho y me enojé. Tenía que hacer unas galletas para Lucas, él quería venderlas y tuve que hacer 60 galletas en un pequeño horno eléctrico y tardé unas 3 horas y media en hacer esas galletas y, encima, ¡las galletas no quedaron como yo quería! Pero en medio de todas esas emociones de enojo sentí el susurro tan amoroso de Dios diciendo “ten paciencia”.

Debemos entender que Dios no demanda perfección de nadie porque sabe que somos humanos, que tenemos errores y malos momentos. No tenemos un Dios sentado en el trono y en nuestro corazón demandando perfección de nosotros, sino que, cuando nos equivocamos, Jesús nos recuerda que tiene paciencia con nosotros y nos alienta a seguir adelante pues su gran amor nunca se acaba y su compasión jamás se agota.

Tal vez el día de hoy estás en medio de una temporada donde las cosas no están saliendo como tú querías pero te animo a que hoy escuches a Dios diciendo “levántate otra vez y sé paciente”.

Quiero animarte a que tengas presente en tu corazón que la misericordia de Dios es nueva cada mañana y que, en medio de cada situación donde sientas que estás perdiendo la paciencia, puedas escuchar a Dios decirte: “Estoy contigo, sé paciente”.

Oración

Señor, gracias por mostrar tu gran amor y misericordia en medio de las circunstancias que me frustran, gracias porque has sido infinitamente paciente conmigo y porque estás a mi lado para susurrarme palabras de aliento. Enséñame a ser más paciente conmigo, a aprender que soy humano y tengo errores, a que las circunstancias pueden salir mal pero que tú estás en control de mi vida y de mi situación. En el nombre de tu hijo Jesús, amén.