MansedumbreMuestra

Jesús, el mayor ejemplo de mansedumbre

La historia de José y la vida de Jesús tienen muchas similitudes en cuanto a la mansedumbre:

José no se defendió ante Potifar al ser falsamente acusado, tampoco Jesús se defendió ante sus acusadores en todo el camino hacia la Cruz.

José mostró ser humilde ante el copero y el panadero al interpretar sus sueños y también ante sus hermanos cuando, en el tiempo de escasez, acudieron ante él para pedir alimento a pesar de haberlo vendido como esclavo.

Jesús fue humilde desde su nacimiento en un pesebre, también lo fue al sentarse a comer en la misma mesa con los ladrones, ante los enfermos al sanarlos y ante las multitudes al alimentarlos.

Los dos lograron ver más allá de su condición actual, para poder cumplir la misión divina que Dios tenía para ellos. José tuvo esa mansedumbre fiel, al igual que Jesús cuando fue a la Cruz. 

Quiero animarte a que cada día decidas humillarte ante Dios y compruebes que es en esa posición del corazón en la que encuentras la gracia, el favor y el respaldo para vivir los propósitos que Él tiene para tu vida. ¿Sabes? Humillarse no es reducir tu valor personal, sino aumentar el valor y la autoridad de Dios en tu vida.

Oración

Jesús, gracias porque siendo Dios, te humillaste y fuiste obediente hasta la muerte para venir a salvarnos, cuán hermoso es tu corazón manso y humilde. Enséñame a ser como tú, a no aferrarme a mi ego, a mis argumentos, y a querer hacer las cosas a mi manera. Gracias porque encuentro descanso cuando confío en ti y tus propósitos, es a ti a quien quiero seguir, y cada día parecerme más a ti, amén.