[Serie Globos Amarillos] La receta para la victoriaMuestra

Hacedores de la Palabra

Para superar verdaderamente las pruebas (la definición de éxito de la Biblia), debemos alinear nuestros pensamientos, emociones y acciones con la Palabra de Dios. No basta con dejar de lado el viejo yo; tenemos que ponernos el nuevo yo. Un trasplante comienza con la eliminación del corazón malo, pero si se detuviera allí, ¿qué bien haría? Necesitamos un nuevo corazón, una nueva perspectiva y una nueva forma de hacer las cosas. Sólo nos transformamos si el cambio abre camino en nuestro comportamiento.

Santiago habla de un hombre que se mira en un espejo y luego se aleja, olvidando su aspecto. Aquí, la palabra traducida "hombre" no significa "humano", sino "varón". Las mujeres están más concentradas, más atentas cuando se miran en el espejo. No se van hasta que se ven exactamente bien. Los hombres tienden a hacer sólo el mínimo.

Santiago dice que nos engañamos a nosotros mismos cuando pensamos que crecemos en santidad, pero le damos a nuestro carácter sólo una consideración pasajera. Por esta razón, debemos examinar nuestro corazón y mente diaria y continuamente. Sé que puede parecer mucho, pero no hacerlo es un riesgo que no nos podemos permitir.

En el libro de Romanos, Pablo nos insta a ofrecer nuestros cuerpos como un sacrificio vivo; esta es nuestra verdadera y propia adoración (Romanos 12:1). Esto cumple con el gran y primer mandamiento: amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma y con toda nuestra mente (Mateo 22:37). Estamos llamados a ser transformados por la renovación de nuestras mentes y no a conformarnos a este mundo (Romanos 12:2).

Hay tres cosas que controlamos: nuestras acciones, en quién confiamos y la perspectiva que tomamos. ¿Vamos a confiar en el mundo o en el Señor? ¿Adoptaremos la visión del mundo de que el éxito se basa en la acumulación y el prestigio terrenal? ¿O elegiremos una perspectiva correcta e invertiremos en algo que traiga paz y que dure para siempre?

Elegir confiar en Dios y adoptar la perspectiva correcta sobre la vida establece los cimientos para hacer buenas obras, para no solo escuchar la Palabra, sino elegir ponerla en acción. El objetivo de una vida interior saludable es que se desborde en nuestras acciones.

¿Estás adorando a Dios en tu vida mental? ¿Tus pensamientos le dan honor? ¿Amas a Dios con todo tu ser? Además, ¿a quién estás escuchando? ¿Te estás conformando a tu carne, al diablo o al mundo? ¿Estás siendo transformado al renovar tu mente en la Palabra de Dios? El desborde de tu vida de pensamiento se traducirá en acciones.