Tristeza y dolorMuestra
Día 7
Esta semana hemos visto que
· Dios recibe tu lamento sincero.
· Dios te escucha cuando lo llamas.
· Jesús sufrió dolor y tristeza al igual que tú.
· Jesús tiene compasión de ti.
· Dios promete estar con nosotros en el sufrimiento.
· Dios promete que tiene para nosotros un propósito bueno en el que trabaja incluso en nuestro dolor.
Esta imagen de dolor en la Biblia posiblemente no se alinea con lo que has experimentado. Tal vez piensas que debes decir lo correcto y fingir que “superaste” tu dolor. A lo mejor tus amigos te ofrecen soluciones fáciles. Tal vez están convencidos de que tu dolor te define, entonces no tienen consuelo que ofrecer.
Dios es el máximo consejero de dolor. Él ofrece consuelo para los abatidos. ¡Toma ese consuelo! Las personas que durante mucho tiempo han seguido al Señor, con frecuencia se dan cuenta de que cuando corren a la Palabra de Dios en tiempos difíciles, experimentan Su presencia en maneras más profundas y abundantes.
Hoy, anhelamos experimentar la presencia de Dios de tal manera que nuestras lágrimas cesen.
Ora
Dios Padre, Te amo, porque sé que has puesto Tu amor en mí.
Lectura
A Juan, discípulo de Jesús, se le da una visión de lo que sucederá en la segunda venida de Jesús. Él describe un mundo en el que todo es hecho nuevo.
Apocalipsis 21:3-4
Reflexiona
Junto con el escritor del Salmo 23, necesitamos ojos de fe para creer que Dios está con nosotros en tiempos de dolor. Sin embargo, en el nuevo orden de las cosas, la presencia de Dios será una realidad constante. Dios, misericordioso, vigilante, amoroso estará completamente con nosotros. Esa es la promesa de la historia completa de la Biblia. Es lo que, en el fondo, todos anhelamos.
Responde
Uno de los apóstoles de Jesús escribió que su esperanza le permitía regocijarse incluso en su sufrimiento (ver Romanos 5:2-5). Regocijarse puede parecer imposible en este momento. Está bien. ¿Qué has aprendido sobre Dios en esta última semana? ¿Con qué puedes contar—esperar—de Él?
Escrituras
Acerca de este Plan
No hay vergüenza en estar triste. La vida que nos ha sido dada nunca fue prometida como una libre de dolor o tristeza. Es vital, sin embargo, que durante los tiempos donde estamos más heridos corramos a Dios y a Su Palabra por paz y consuelo.
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