Paz valienteMuestra

En 1888, en una helada mañana de enero en Suiza, Alfredo Nobel recogió su periódico matutino.

En ese tiempo, Alfredo era conocido globalmente como el inventor de la dinamita y uno de los líderes productores del armamentismo.

Él lee el encabezado:

“Alfredo Nobel ha fallecido hoy”. 

Completamente confundido, él llamó al periódico para informar el error.

Resultó que un afanado, exagerado y particularmente entusiasmado reportero había fallado en revisar los nombres, y escribió el encabezado equivocado.

Era una oportunidad inusual para ver su vida como otros la vieron, y Alfredo estaba deslumbrado de darse cuenta de que él era conocido como “El Mercader de la Muerte” debido a su negocio en la guerra.

Esta experiencia lo cambió profundamente y resolvió cambiar su legado. En las siguientes semanas, él vendió su negocio y arregló para que su fortuna fundara un premio que debía ser entregado a aquellos que hicieran lo máximo por la paz del mundo. 

Y así, hoy recordamos a Alfredo Nobel no como un mercader de las armas, sino como el fundador del Premio Nobel de la Paz.

La paz es una cosa intrigante.  

Tú puedes sentir que la tienes un día, y al día siguiente que estás en un mundo aparte de ella. 

Puedes estar leyendo esto hoy, y has luchado por encontrar la paz verdadera en un mundo de caos — ya sea de una mente incansable o de vivir en un mundo sin descanso.

Puede ser el caos de los encabezados de los medios, redes sociales, amigos, miembros de la familia, la universidad, colegio o escuela. 

Mi esperanza es que, a través de leer este plan, tengas un renovado y fresco entendimiento de la paz verdadera.

Alfredo Nobel fue un hombre una vez definido por el caos, pero transformado para ser conocido como un portador de paz. 

Él ahora tiene el legado de dar el regalo de la paz. 

En Juan 14:27 NVI Jesús da a los discípulos esta profunda revelación sobre la paz: 

“La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se las doy a ustedes como la da el mundo, no se angustien, ni se acobarden".

La paz es un regalo. No hay nada que podamos hacer para merecerla, sino que por gracia Dios nos da la paz. 

Jesús no solo nos da el regalo de la paz, Él personifica la paz.  

La forma de Dios de traer paz al mundo no es por medio de una estrategia, sino al darnos la persona de Jesús. Jesús es el “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). 

Quiero animarte hoy a reflexionar en Juan 14.27 mientras iniciamos juntos esta jornada de devocional. 

Preguntas:

(1) ¿En qué áreas de mi vida he intentado hallar la paz, fuera de Jesús? 

(2) ¿Cómo, viendo la paz como un regalo, le da forma a mi comprensión de la misma?

Oración:

Querido Dios. Gracias porque Tú nos diste el regalo de la paz a través de Jesús. Yo oro para que pueda calmar mi mente inquieta y me ayudes a fijar mis ojos en Jesús hoy. En el nombre de Jesús. Amén.