[Grandes versículos] La iglesia de los iniciosMuestra

Una iglesia dirigida por el Espíritu

Mientras adoraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Apartad para mí a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado».

La iglesia en Antioquía, como la primera iglesia en Jerusalén, estaba dedicada a la oración. Adoraban, oraban y ayunaban. No es de extrañar que la mano de Dios estuviera sobre ellos. No es de extrañar que fueran guiados por el Espíritu Santo. No es de extrañar que fueran una gran iglesia misionera. Fueron alimentados por la oración, el alma de cualquier iglesia.

Aprendemos de la iglesia en Antioquía la importancia de la oración y la adoración. No es de extrañar que fue durante un tiempo de adoración cuando el Espíritu Santo les habló sobre el envío de Bernabé y Saulo. Dios ama cuando adoramos juntos. Dios aparece cuando adoramos juntos. Dios nos habla cuando adoramos juntos. Dios busca adoradores.

Así, aprendemos de Antioquía que el Espíritu Santo debe guiarnos. Sí, una iglesia debe hablar, planificar, organizar e incluso elaborar estrategias. Pero debemos ser guiados por el Espíritu Santo, no por nuestra sabiduría colectiva. La iglesia no es democracia. «¡Espíritu Santo, guíanos!». Debe ser nuestro grito continuo. Si estamos desesperados, si somos obedientes, si nos rendimos, el Espíritu nos guiará.

También aprendemos sobre las misiones y cómo se basan en la iglesia. La iglesia en Antioquía, envió a Bernabé y a Saúl. Oraron por ellos, los apoyaron financieramente y luego los recibieron cuando regresaron. Hicieron misiones juntos como iglesia, no como individuos. Esta es la forma ideal de Dios para hacer misiones, porque la iglesia es el instrumento elegido por Dios para esta época.

Esta es la forma en que Dios quiere a su iglesia: alimentada por la adoración, guiada por el Espíritu, que resulta en misión.