Cómo dejar de preocuparteMuestra

¿Por qué nos preocupamos? 

Si preocuparse fuera un deporte profesional, muchos de nosotros seríamos el "Mejor Jugador" de nuestro equipo. ¿Te identificas con esto? Es tan difícil no preocuparse cuando los problemas nos rodean.

La palabra preocupación tiene varias definiciones en el diccionario. A la que nos referimos en este Plan es a sufrir por preocupaciones y ansiedades. Cada vez que nos preocupamos, nos torturamos. Nadie más nos obliga a hacerlo—nos lo hacemos a nosotros. 

Preocupados, dejamos que en nuestra mente habiten circunstancias difíciles, grandes miedos y otras presiones que nos agobian. Nos agotamos por cosas que enfrentamos o por situaciones eventuales que quizá nunca ocurran. La preocupación causa un gran estrés en todo nuestro cuerpo. Nos impide dormir, afecta nuestras relaciones, nuestro apetito y causa un mal desempeño en nuestro trabajo. 

Nos preocupamos por lo que más nos importa. Es también el lugar donde confiamos menos en Dios. Cuando tenemos una cantidad extra de presión, nos estresamos. Nos preocupamos por cosas que nos estresan. Por algo que enfrentamos en el trabajo o casa, con un amigo o un familiar o un miedo que nos sobrepasa y parece que no superamos. Y cuando nos estresamos, buscamos formas de vencerlo y nos afecta. Algunos eligen la negación y otros el problema. Muchos eligen la preocupación como un mecanismo de defensa. 

Imagina que la preocupación es un fuego. Cuanto más la preocupación ocupe nuestros pensamientos, más leña estamos poniendo al fuego de la "preocupación". Cuanto más hagamos esto, mayor será el fuego de la preocupación que tendremos que apagar después. Nuestra mayor preocupación se dirige hacia cosas que podrían suceder. La verdad es que si te preocupas por esto; dicta tu vida. No hace más que hacer que el problema sea más grande. 

¿Y si no nos preocupamos en absoluto? ¿Cuánto tiempo extra tendríamos en el día para dedicar a cosas que son positivas y que realmente marcan la diferencia? ¡El retorno de nuestra inversión sería increíble! Tenemos una cierta cantidad de energía mental y emocional cada día, y no debemos preocuparnos por nada de eso. 

Durante los próximos días de este Plan, aprenderemos sobre lo que Jesús dijo acerca de la preocupación, cómo podemos detener este ciclo tóxico y cómo no dejar que vuelva a presentarse en nuestras vidas. 

Reflexiona

• ¿Te consideras una persona que se preocupa? En un día normal, ¿con qué frecuencia te preocupas por cosas sobre las que no tienes control?
• Pide a Dios que te revele Su verdad en los próximos días con respecto a la preocupación.