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Actitudes correctas para tener un momento devocional

Puede ser que comprendas que un momento devocional diario es necesario para el crecimiento espiritual y estés motivado para hacerlo, pero ¿cómo puedes tenerlo?

Debes empezar con las actitudes adecuadas. A los ojos de Dios, por qué haces algo es mucho más importante que lo que haces.

En una ocasión, Dios le dijo a Samuel: “La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón” (1 Samuel 16:7 NVI). Es muy posible hacer lo correcto pero con la actitud equivocada.

Cuando vayas a encontrarte con Dios en un momento de quietud, debes tener estas actitudes apropiadas:

• Expectativa: Preséntate ante Dios con espectativa y entusiasmo. Ansía pasar un buen tiempo de compañerismo con Él y de recibir una bendición en ese tiempo juntos. Esto era lo que esperaba David: “Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente” (Salmo 63:1).

• Reverencia: No te apresures a llegar a la presencia de Dios, sino que prepara tu corazón permaneciendo quieto ante él y dejando que la quietud despeje los pensamientos del mundo. Escucha al profeta Habacuc: “El Señor está en su santo templo. ¡Guarde toda la tierra silencio en su presencia!” (Habacuc 2:20; ver también Salmo 89:7). Ir a la presencia del Señor no es como ir a un partido de fútbol o a otro entretenimiento.

• Estar alerta: Despierta totalmente. Recuerda que te encuentras con el Creador, el Hacedor del Cielo y de la Tierra, el Redentor de los hombres. Debes estar completamente descansado y alerta. La mejor preparación para un momento de tranquilidad en la mañana comienza la noche anterior. Acuéstate temprano para estar en buena forma al encontrarte con Dios en la mañana; Él merece toda tu atención.

• Disposición a obedecer: No llegas a tu tiempo devocional para elegir lo que harás o no, sino con el propósito de hacer cualquier cosa y todo lo que Dios quiere que hagas. Jesús dijo: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17). Así que ven al encuentro del Señor habiendo ya elegido hacer su voluntad, pase lo que pase.

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