Solterones con propósitoMuestra

Este es un principio básico: si deseas dar amor afuera, tendrás primero que amarte a ti mismo, porque será tarea difícil poder dar lo que ni a ti mismo puedes darte.

Hay un porcentaje alto de personas que quisieran cambiar alguna parte de su cuerpo que no les gusta y que las hace sentir incómodas. Estas desean fervientemente un cambio en su cuerpo. Probablemente tú deseas un cambio: te ves al espejo, no te gusta lo que ves, piensas que tú nunca vas a gustarle a alguien
y lo único que haces es verte como menos a ti mismo(a) y afectar tu autoestima. 

A mí me pasaba que, desde niño, siempre me caractericé por ser muy delgado, por ser peso pluma. Entonces, miraba a mis otros compañeros: ellos eran más fornidos que yo, yo era un clavito frente a ellos y me acomplejaba, porque sentía que nadie se fijaría en un flaquito. Yo soñaba con el día en que Dios depositara músculos en mí, pero la petición no fue contestada. Me miraba y no me gustaba lo que miraba, odiaba mi cuerpo.

La historia no termina allí, los años pasaban, seguía muy delgado, mis compañeros de aquel tiempo, que Dios los bendiga, me pusieron por apodo "zancudo" y eso fue la muerte para mí. Para un niño con baja autoestima, que sufría bullying y que tenía un apodo por la cuestión que más odiaba de sí mismo (su cuerpo) significaba quedar por el piso. Solo pude ser sano cuando Dios no me puso músculos sino que trabajó en mi corazón y mi baja autoestima.

Hasta el día de hoy, a mis 23 años, yo sigo siendo delgado y, cuando me veo al espejo, amo lo que veo. Dios hizo que yo me enamorara de mí mismo para así poder dar amor allá afuera. Me di cuenta de que era la niña de los ojos del Padre; de que Él me amaba a pesar de que era la burla de muchas personas; de que aunque para otros yo no tenía valor, para los ojos de Dios tenía un valor incalculable. Y esto va para casados, solteros y desesperados: tú eres valioso independientemente de si tienes a alguien a tu lado. Mírate en el espejo que Dios te da.

No te sorprendas si Dios está retrasando tus relaciones amorosas. Esto es porque Él quiere tratarte como persona, quiere que te conozcas a ti mismo; reconcíliate con lo que eres, pasa tiempo contigo mismo para saber quién eres y cómo estás con Dios.
Conoce a tu Creador, porque de qué sirve conocer el producto si no tienes una relación con el fabricante.

Haz una cita contigo mismo y no te levantes hasta que no estés enamorado de ti, con todo lo que hayas vivido y, solo en ese momento, podrás amar a Dios y podrás amar a los demás.