La ley del espíritu de vida en Cristo JesúsMuestra

Conocer a Cristo

Conocer, epignois, significa tener una relación íntima con la fuente de ese conocimiento preciso y correcto que debe ser revelado. A Cristo no se le puede deducir, no se le puede analizar, no se le puede concluir. Después de estudiar lo que dice la historia sobre Él, puedes tener información sobre Él, pero no has conocido a Cristo, porque tiene que ser revelado de tal forma que se tienen que remover los velos de los ojos del entendimiento para que aquello que no veías, ahora lo puedas ver; lo que no entendías, ahora lo entiendas; aquello que decías de: yo no tengo idea de lo que dice la Biblia, de repente te das cuenta de que todo lo que dice la Biblia tiene un solo propósito y es darlo a conocer a Él. 

Es posible estar toda la vida en una iglesia y no conocer a Cristo. Nos equivocamos cuando pensamos que la información bíblica; el debatir argumentos; el pelear posiciones; el enfrascarse en conceptos, experiencias y doctrinas es conocer a Cristo. A quien se le ha revelado Cristo no está discutiendo asuntos de ese tipo, manifiesta la vida que ha recibido. La característica principal de esta vida no es un creyente amargado que está peleando con todo el mundo porque se cree el policía de la Palabra de Dios, sino que ama a aquellos a quien otros no quieren amar, porque la evidencia de que Dios está presente es el amor. Solo se sabe cómo opera la ley de vida, si conocemos a Cristo.

Conocerlo a Él, es conocer la vida. La obra del Espíritu Santo, como el Espíritu de vida es revelar a Cristo, porque tomará de lo de Él y nos lo hará saber. Hay creyentes que prefieren salir gozosos del culto, pero no entendidos. La gente piensa que la iglesia existe para entretenerlos, para que ellos se gocen, para que no se vayan al mundo o para mantenerlos activos. 

La iglesia, en realidad, existe para dar a conocer la multiforme sabiduría de Dios. Si salimos sin entendimiento, allá afuera estaremos derrotados. Pero cuando conoces a Cristo, cuando se te revela, conocerás qué te pertenece en Dios y enfrentas las pruebas con una actitud diferente; caminas con una mentalidad diferente; conoces a Cristo. En el nuevo pacto, Dios se da a conocer hasta al más torpe, así que todos estamos calificados.