Una mujer importante: Superando el estrés Muestra

Malabares

¡Se espera que las mujeres del siglo veintiuno hagan malabares, y como resultado, están estresadas, agotadas, sobrecargadas y cortas de personal! Según un estudio Barna, el 72 por ciento de todas las mujeres se sienten abrumadas por el estrés y para las mujeres que tienen hijos en casa, esta tasa aumenta al 80 por ciento. Además de los interminables malabares, existe el desafío enorme de determinar cuánto tiempo y energía debería ocuparse en cada área de la vida.

El estrés se acumula en la vida de una mujer a tal punto de que le imposibilita tomar decisiones de calidad, mantener conversaciones significativas o disfrutar la vida que se le ha dado.

Tenemos un enemigo que quiere aprovecharse de nuestras vulnerabilidades. La meta de nuestro enemigo espiritual es provocar en nosotras un estado de agotamiento y cansancio cada día de nuestra vida. El enemigo sabe que si puede mantenernos distraídas por el estrés, puede robar el derecho “abundante” de nuestra vida. El estrés nos robará el gozo, destruirá nuestra paz y nos negará la esperanza. ¡El estrés no tiene poder para cambiar el mañana, pero con seguridad puede arruinar nuestro presente!

El diablo es experto en engaños y distracciones. Usualmente no te tienta con compromisos obvios, sino que su estrategia encantadora es ofrecer cosas que parecen buenas. Satanás usará algo que parece bueno momentáneamente para llamarte fuera de lo eternamente mejor de Dios para tu vida.

No fuiste creada para ser una mujer ansiosa cuya vida se está malgastando en el altar de las ocupaciones. Fuiste creada para tener gozo, paz e impacto eterno, no distracciones temporales. Tal vez sea tiempo de que hagas algunos cambios realmente necesarios en tu vida.

Dios tiene el antídoto para el agotamiento. Ha recetado el secreto de “permanecer” en Él para sanar tu alma cansada y exhausta. El opuesto espiritual del cansancio y estrés puede describirse como la simplicidad reparadora de permanecer en Cristo. La fuerza siempre viene del descanso, nunca de la interminable actividad innecesaria.

Cuando resides permanentemente en la presencia de Cristo, y cuando le permites susurrarte al oído Sus planes asombrosos para cada día y cada hora, e incluso en momentos específicos de tu día, entonces Su fruto glorioso se verá bella y deliciosamente manifestado en tu vida bien irrigada. Debemos encontrar momentos de quietud en nuestra vida bulliciosa para comenzar a escuchar la suave y apacible voz del Padre.