Regocíjense...aunque sea muy difícil

Este versículo se utiliza a menudo para decirnos que cuando estamos en medio de pruebas, debemos ser optimistas y poner "cara de valientes". Pero eso no es lo que Santiago dice. Como cristianos, algunas veces enfrentamos adversidades que nos afligen y preocupan. Incluso, Jesús lloró al saber de la muerte de Su amigo Lázaro. 

Santiago no está escribiendo sobre la felicidad. Estás feliz cuando al retornar a casa todos los semáforos están en verde. Estás feliz cuando en la cena te sirven tu postre favorito. La felicidad es ciertamente un regalo de Dios, pero no permanece en las dificultades que enfrentamos en este mundo decadente. Necesitamos gozo.

El gozo es un conocimiento interno y una esperanza que nos permite enfrentar las pruebas. ¿Cómo puede tener gozo alguien que recibe un diagnóstico difícil? Es porque tiene una condición interna que viene de tener una relación íntima con su Padre Celestial. Viene al comprender que la vida es más que que la mera existencia. Es el certeza, no solo la esperanza, de que tenemos una herencia superior aguardándonos.

Existe un canal que retransmite partidos antiguos. ¿Por qué alguien vería un juego si ya sabe cuál fue el resultado? ¡Por eso, precisamente! Saben cómo termina. Si sabes que tu equipo gana en la última jugada del partido, ya no te interesan los balones perdidos, oportunidades fallidas ni avances impedidos. Esas cosas ya no interesan porque sabes cómo termina el partido.

¡Estamos viviendo en el período entre el principio y el fin! Estamos ocupando el tiempo después del periodo en que Moisés escribió Génesis y antes del tiempo del que Juan relata en Apocalípsis. Sabemos cómo termina la historia de Jesús. Tu habitación está praparada en la mansión de tu Padre Celestial donde esperaremos el regreso triunfal de Jesús. Ese es el gozo del que Santiago escribió a su congregación. Sabemos que somos muy amados por el Padre, quien envió a Su Hijo Unigénito para morir en la cruz por nosotros para redimirnos del pecado, por lo que ahora estamos reconciliados para siempre con un Padre amoroso y bueno. 

Por lo tanto, tendremos pruebas. Serán tiempos dificiles. Pero, ¡sé valiente porque ya sabes como termina la historia!

Padre, oramos para que cuando en este mundo tengamos aflicción Tu fijes nuestra mirada en Jesús. Él es la esperanza que nos sostiene, no nuestras propias destrezas y habilidades. Porque Dios es un Padre Amoroso, Él permite las pruebas para enseñarnos que Cristo y Su sacrificio es nuestra única esperanza. ¡Padre continúa llevándonos a la crúz porque es a través de las pruebas que reconocemos que realmente te pertenecemos!

 Este devocional fue provisto por Jim Franks de Compassion Internacional, Especialista en supervisión y abogado de menores