Mamá necesita una segunda oportunidadEjemplo

El plan

Hacer planes para lograr un objetivo no siempre es una tarea sencilla. Algunos son fáciles... si quieres hacer galletas, encuentras la receta. Sólo tienes que ir a la lista de ingredientes, y seguir las instrucciones. Pero cuando se trata de un objetivo más personal, como la superación de una prueba, tenemos que descubrirlo nosotros mismos.

Puede que te propongas un gran cambio, como mudarte de casa o hacer cambios en tu dieta. (La dieta es una palabra tan pequeña para un impacto tan grande -cuando dejé de comer azúcar, pensé que no sobreviviría #adicciónhacemal). O tal vez intentes hacer pequeños ajustes, como mantener la cocina más limpia o revisar los correos electrónicos sin que te ocupen todo el día.

El proceso de hacer cualquier tipo de cambio es el mismo. Escríbelo, luego ora, apóyate en las Escrituras y prepárate. Y sí, estate dispuesta a cambiar siempre. No quiero que te sientas abrumada por esto. No intentes convertirte en una persona completamente diferente. Te cansará y no lo lograrás. ¿Por qué no abordar una cosa a la vez? Haz algo pequeño para empezar, como mantener la mesada de la cocina libre de desorden durante dos semanas (¿he oído un grito ahogado?). No es fácil, pero es un pequeño cambio. Puede que necesites toda tu energía para reeducar a tu familia. Los viejos hábitos son difíciles de erradicar. Haz tu plan y compártelo con tu familia. Luego, tienes que mantenerlo. Te prometo que es posible, y puede que descubras que eres el hueso más duro de roer cuando te encuentres con que sigues dejando las cosas en lugar de guardarlas como habías previsto. Es ahí cuando le pides ayuda a Dios. ¡Él se preocupa por esas pequeñas cosas porque hacen lugar para el bien que Él quiere derramar en tu vida!

Una vez que hayas creado un nuevo hábito, pasa a otra cosa. Te sorprenderás lo mucho que esos pequeños cambios afectan a los problemas mayores. Una vez que tus hijos reciban el mensaje consistente de que no deben dejar nada en la mesada, puede que empiecen a hacerlo orgánicamente en otras áreas de la casa. E incluso si eso no ocurre, te sentirás más tranquila sólo con esa victoria, y tendrás más confianza para el siguiente cambio que quieras hacer.

No estás sola. Dios tiene ideas perfectas. Él es el creador del orden y la organización, y te ayudará.