[Serie Salmos] Quédate quieto y conoceMuestra

Nuestro propósito

Conocer a Dios es nuestro propósito. Eso es lo que lo exalta en las naciones y en el mundo para que pueda hacer su trabajo, porque entendemos quién es él. Nuestra quietud lo eleva más alto. ¿Cómo nos quedamos quietos? Ocurre diariamente, semanalmente, mensualmente o trimestralmente. Diariamente, pasamos tiempo con el Señor. Semanalmente, tenemos lo que se llama un Sabbath, un día de descanso.

Comenzamos con el deseo de hacerlo. ¿Quieres caminar con Dios a un nivel profundo? ¿Realmente quieres saber qué está pasando en tu corazón y en tu vida? ¿Quieres saber que él es Dios? ¿Es realmente tu deseo? 

Hay tres palabras que se han convertido especiales para mí. Las aprendí de un libro: «Amar es más fuerte que la muerte», de Peter Kreeft.

Esas palabras son: «Extraño, enemigo y amigo».

Esto es lo que parece

Extraño: «Oh, ir a la iglesia... debería ir más».

Enemigo: «Oh, no quiero ir esta semana. Está lloviendo».

Amigo: «Me encanta ser parte del Reino de Dios y del pueblo de Dios».

Al estar quieto...

Extraño: «Oh, me encantaría tener un momento en el que realmente pudiera pensar y reflexionar».

Enemigo: «Estoy aburrido. Vamos al centro comercial. Déjame revisar mis mensajes. ¿Qué más está pasando?»

Al descansar...

Extraño: «Muchacho, yo desearía tener tiempo para simplemente descansar».

Enemigo: «Oh, no me gusta esta quietud».

Pero, si penetras a través de esos enemigos, entonces llegas al amigo. El avance se produce con la quietud.

«Oh sí. Necesito dar... Oh, hombre. No sé si realmente quiero dar tanto... Ah, no podría pensar en nada mejor para hacer que en el amistoso dar».

«Oh, debería ir a un viaje misionero y hacer la diferencia en la vida de otra persona... Oh, pero me encanta mi almohada... Oh, Dios mío, ¿dar la vuelta al mundo y contarle a la gente sobre el Señor? Qué alegría y qué placer».

Les digo, como el extrovertido de todos los extrovertidos, he amado y finalmente he aprendido a ser amigo de la soledad. Y yo soy un extrovertido total. La quietud, fue algo extraño durante años en mi vida. Era un enemigo porque tenía «miedo a perderme lo que otros hacían». Quería saber: «¿Qué hacen todos los demás?» Ahora, la soledad es una amiga.