El rencorMuestra
Perdonando ofensas
¿Alguna vez te has llegado a frustrar por gente que no presta atención en el tráfico y te hace meter el freno de golpe? Me ha pasado sin duda. Después de voltear mis ojos y un comentario posiblemente mordaz, hasta pude haber deseado un ticket de infracción para él.
¿Por qué permitimos que cosas tan triviales gobiernen nuestros días? ¿Por qué nos ofendemos tan fácilmente por las acciones de otros?
Es posible que nos identifiquemos mucho con el tener la razón. Piensa en el ejemplo del tráfico. Quizá piensas: Jamás le cortaría el paso a alguien, porque soy excelente conductor.
Esencialmente, nos enojamos porque asumimos que somos mejor persona que el mal conductor. Muy rápidamente olvidamos que estamos en el mismo bote: el bote imperfecto. Carecemos de la perfección de Dios.
Podríamos incluso asumir que otros están tratando de herirnos intencionalmente. Nos hacemos opiniones negativas instantáneas basados en esta suposición hiriente. Los sentimientos están hechos para indicar, no para mandar. Reconócelos, pero luego enfócate en los hechos.
Aquí hay tres formas de ayudarte a evitar ofenderte fácilmente.
1. Dale a la gente el beneficio de la duda. Proverbios 19:11 nos da la sabiduría para pasar por alto la ofensa. La gente no siempre está buscando herirte. Así que, si quieres asumir, sólo asume que no buscan herirte. Quizá están respondiendo a daño real y al estrés de sus vidas. Tú y yo tal vez hemos dicho cosas ofensivas que no quisimos decir, y probablemente la gente nos ha mostrado gracia. Seamos recíprocos con eso. Una persona con una fe madura se abstendrá de hacer suposiciones y escogerá más bien otorgar el beneficio de la duda.
2. Aligera la situación. Cuando nos ofendemos, asumimos que la otra persona nos tenía en su mente. Eso, mi amigo, se llama arrogancia. Hay altas probabilidades de que no estabas siquiera en la ecuación cuando dijeron o hicieron lo que te ofendió. Aligera la situación al no creerte el centro del mundo, y dejando ir la ofensa más rápido de lo que te pueda sobrecargar.
3. Salte del precipicio. Cuando sientes que la ofensa escala, pregúntate: ¿Por qué me molesta esto? ¿Importará en un día o en una semana? Debemos ir a la raíz del porqué estamos tan enojados. Lo único que ganamos al estar ofendidos es un caos interno.
Recuerda: Nadie puede hacerte sentir ofendido. ¿Dirá la gente cosas devastadoras que hará difícil que te mantengas sin ofenderte? Sí, ¿pero podemos detenerlos? No.
No podemos escoger sus acciones, pero podemos escoger cómo respondemos, como soltando o creando límites para situaciones que muestran ser repetitivamente dolorosas. Entonces, podemos escoger darle a la gente el beneficio de la duda y salirnos de situaciones cuando las ofensas comienzan a escalar.
-Cindy, aprendiendo a no ofenderse
Oración Padre, ayúdame a caminar en la libertad de no ofenderme. Que pueda mostrar generosamente a la gente Tu gracia así como Tú me la has mostrado. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
Te sobrecarga. Deja a la gente afuera. Pesa y duele: es el rencor. Muchos no nos damos cuenta, pero cargamos rencores que necesitan salir de la oscuridad y ser traídos a la luz. Aprende cómo puedes encontrar libertad a través del perdón en este Plan Bíblico de 7 días, acompañando la serie de mensajes del Pastor Craig Groeschel, El rencor.
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