Convirtiéndote en un Padre listo para la BatallaMuestra

Dirigiendo misiones de rescate.
 

¿Alguna vez has pecado contra tus hijos por tu ira? Se salieron de las líneas y tú perdiste el control. Te sentiste culpable y te disculpaste. Luego, te preguntaste, "¿Por qué demonios hice eso otra vez?" Todos hemos estado allí. Creo que una razón clave por la que nos encontramos en ese lugar es debido a una percepción errónea de nuestro papel como padres.

Al corregir a nuestros hijos, ¿cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Somos el árbitro, el policía, el director, el sargento o el juez? Para ser justos, en diferentes momentos y de diferentes maneras, desempeñamos cada uno de estos roles. Sin embargo, creo que hay un papel que deberíamos jugar más a menudo. La mejor metáfora que se me ocurre es la de un piloto de rescate de la Guardia Costera.

¿Puedes imaginarte a esta persona? El piloto lleva puesto el casco de seguridad con el visor que reduce el deslumbramiento por el sol mientras conduce el helicóptero naranja con el estampado con una cruz. Una amplia gama de herramientas está a su disposición: camillas, bengalas de emergencia, salvavidas, kits de primeros auxilios. Tiene amplia experiencia en procedimientos de búsqueda, rescate, extracción y emergencias médicas. Estásarmado, preparado y bien entrenado.

Me encanta esta imagen de mi papel como padre. Debería usar protección porque el trabajo que estoy haciendo es peligroso. Debería entrenarme porque lo que esta en juego es valioso, física y espiritualmente. Debería estar siempre listo para saltar del helicóptero en un momento dado, ya que no puedo predecir cuándo mi hijo puede perder el control.

Quizás lo más importante es que debo darme cuenta de que la misión es buscar y rescatar, no buscar y destruir. Mi hijo no me está disparando balas ni se involucró en el comportamiento imprudente solo para ponerme en riesgo (o arruinar mi cita con su madre). En cambio, está inundado por un mar de tentaciones y amenazas mundanas, y yo podría ser su única esperanza de seguridad.

Claro, una vez que lleguemos a la orilla, es posible que tenga que administrar justicia si él ignora las reglas y se pone a sí mismo o a otros en riesgo. Puede haber consecuencias. Pero, para controlar mi ira, debo darme cuenta de que él no es el enemigo. Él es al que necesito salvar.