El Menos FavoritoMuestra

DAVID - Parte 2

Todos hemos visto partidos o competencias donde nuestros jugadores o equipos favoritos están listos para ser aniquilados. Es más, estoy casi seguro que recuerdas ese evento donde todos los pronósticos estaban en contra. 

Ahora bien, vayamos a un nivel más personal. Quizás estés atravesando en tu propia vida una situación similar. Pueda que no sea la Final de la Copa Mundial o el Súper Tazón, pero hay una situación donde los pronósticos están en tu contra. La gente del trabajo no confía en ti. Estás plantando una iglesia, comenzando un grupo de crecimiento,  desarrollando tu propio negocio o ministerio, o quizás estés tratando de recuperar a tu familia… pero, las cosas no están funcionando. Te sientes descalificado e incompetente. Y allí es exactamente adonde Dios quería llevarte.

Aunque David no contaba con nada de experiencia militar, él se enfrentó con un guerrero poderoso. Un enemigo intimidante. Goliat era más alto, de más edad y más experimentado. Tenía armas de primer nivel. La multitud estaba de su lado: los Filisteos lo aclamaban, mientras que los Israelitas es escondían. David, por su lado, era sólo un adolescente. No tenía armadura, ni entrenamiento, ni armas de soldado. Desde el punto de vista de las apuestas, David iba a ser un bocado fácil para Goliat. Una victoria rápida para el gigante. Pero las cosas no resultaron así, ¿cierto? Ese día, Israel experimentó una de las victorias más grandes de su historia. Entonces, ¿qué fue lo que hizo la diferencia?

David no confió en su propio poder. Tampoco en su fuerza, ni estrategia, ni astucia. El dependió completamente del poder de Dios. ¡Y Dios hizo la diferencia! Para Dios era importante que la victoria no fuera acreditada a una estrategia militar ni a la experiencia de los soldados. Él quería que Israel y el mundo supieran que Dios es poderoso y actúa en favor de los que ama.

¿Sabes? Es lo mismo en tu vida. Verdaderamente, lo único que realmente necesitas es a Dios. Él es tu Salvador y si confías en Él, Él va a actuar. Cuando eres débil, cuando eres el menos favorito, entonces eres fuerte y estás en la mejor condición para ser usado por Dios.