Los Auténticos DiscípulosMuestra

"Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir". (Heb. 11:17-19)

En algún momento de sus vidas, los auténticos discípulos de Jesús han tropezado e incluso llegado a caer. Han soportado los obstáculos, los desvíos y los peligros del camino. Sin embargo, siempre han sabido volver a los brazos del Maestro.

Después de algunos tropiezos, ellos comprenden que la fe auténtica se vive en lo alto de la montaña, en sus parajes más fríos e inhóspitos; no en la placentera llanura de la religión a medias. Vuelven al Maestro, porque recuerdan que Él también subió a otro monte a morir por amor y en obediencia al Dios que lo exigía todo, y que no se detendría hasta cumplir su propósito.

Recuerdan que, a diferencia de Abraham, Jesús llevaba una cruz, no unas ramas para encender el fuego del sacrificio. Este es el Dios de los auténticos discípulos, un Dios que por amor envió a su Único Hijo para vestirlo de humanidad. Un Dios que los ama no por mérito propio, sino por su gracia expresada en Jesucristo.

Obedecer la Palabra de Dios

La segunda marca distintiva de un verdadero discípulo de Jesús es su obediencia a la Palabra de Dios. En Juan 14:15, Jesús dijo: «Si me amáis, guardad mis mandamientos». Nuestra fe debe ser evidente en nuestras acciones y decisiones. Debemos esforzarnos por vivir una vida en obediencia a aquel que, por amor, fue capaz de entregar en sacrificio por nuestros pecados a su único Hijo.

¡Medita en esto!