Huir, Luchar, o PerdonarMuestra
"Dios había enviado a Jesús, y Jesús lo sabía; también sabía que regresaría para estar con Dios, pues Dios era su Padre y le había dado todo el poder. Por eso, mientras estaban cenando, Jesús se levantó de la mesa, se quitó su manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en una palangana y comenzó a enjuagar los pies de sus discípulos y a secárselos con la toalla" (Jn.13: 3-5).
La acción de Jesús al lavar los pies de sus discípulos no solo fue un acto de humildad extrema, sino también una poderosa expresión palpable del amor, gracia y capacidad de perdonar la ofensa de sus discípulos por adelantado.
Verás, al asumir Jesús el papel de un siervo y realizar una tarea que no era realizada por cualquier siervo, sino que era reservada para el siervo de menor rango, aquel destinado en la servidumbre, para arrodillarse con la toalla y la vasija para limpiar la mugre de los pies de los invitados. Jesús no solo estaba enseñando a sus discípulos y, de paso, a nosotros, la importancia de perdonar, de no ser rencorosos, sino también revelando el alcance divino de su amor y misericordia.
Porque en las siguientes diez horas la historia para Pedro, Tomás, Judas y los demás discípulos cambiaría radicalmente: muchos abandonarían a Jesús, otros lo negarían, y uno de ellos lo traicionaría. A pesar de conocer estas futuras fallas, Jesús eligió amarlos y perdonarlos de antemano. Un acto que refleja la magnitud de la gracia y el perdón divino, que no está condicionado por nuestros pecados, pasados, presentes o futuros.
La lección espiritual que se desprende de una reflexión como esta es la invitación a ser misericordiosos, no solo con nosotros mismos, sino también a practicar la anticipación del perdón en nuestras relaciones interpersonales. Porque Jesús nos enseña a extender la gracia antes de que seamos heridos, traicionados o defraudados. Al hacerlo, no solo seguimos su ejemplo, sino que también liberamos nuestro corazón del peso de la amargura y el resentimiento.
Porque, francamente, es incongruente, inconsistente, no es normal, ni bíblico, ni mucho menos espiritual, ver personas que se hacen llamar cristianas siendo rencorosas, resentidas o traicioneras.
La humildad, la gracia anticipada y el perdón incondicional son elementos fundamentales en la enseñanza de Jesús.
¡Medita en esto!
Escrituras
Acerca de este Plan
Las relaciones interpersonales son una parte esencial de nuestra vida. Todos tenemos relaciones gratificantes y sanas. Desafortunadamente, también contamos con esas relaciones que son fuente de frustración. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Huir, luchar, o perdonar? Acompáñanos en este plan de tres días para encontrar la respuesta en la Biblia.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectar.conociendoadios.net/