A prueba de tormentasMuestra
Mateo, Marcos y Lucas cuentan de un feroz vendaval que sopló de repente en el Mar de Galilea un buen día. La tormenta que solo Jesús tuvo el poder de controlar fue un disturbio que algunas traducciones en realidad describen que fue causada por un terremoto. Por lo tanto, esto no fue una gentil llovizna de primavera ni aun una lluvia tropical. Definitivamente, fue una tormenta monstruosa.
Dicho desde tres perspectivas diferentes, el mensaje es el mismo: el barco estaba siendo cubierto, literalmente inundado, por las altas olas de la perversa tormenta. Las palabras que son usadas en griego en los tres versículos, comunican el hecho de que el bote estaba lleno con el agua que la tormenta estaba agitando. El peligro era grande y sus propias vidas estaban en juego. Su bote no podía soportar una gota más de agua o se hundiría hasta el fondo del Mar de Galilea, a donde otros marineros desafortunados habían ido antes de ellos.
Cuando la vida agita una explosión cáustica de condiciones inestables, nosotros, como los doce discípulos, a menudo olvidamos el poder del Dios a quién servimos. Y en nuestros momentos más débiles y vulnerables, al igual que ellos, acusamos a nuestro Señor de no hacerse cargo de la tormenta que ha interrumpido nuestra vida idílica.
Encuentro llamativo que mientras los discípulos estaban en pánico, Jesús estaba durmiendo. Mientras los marineros, conocedores del mar estaban llenos de temor, Jesús estaba lleno de paz y contentamiento. Por favor, nota que las circunstancias de Jesús y las circunstancias de los discípulos eran exactamente las mismas, pero sus reacciones fueron completamente opuestas. En el medio de mis tormentas, quiero ser como Jesús. No como esos que lo acusaron de no interesarse. Quiero ser capaz de dormir pacíficamente mientras el mundo se enfurece alrededor de mí, y espero ser un portador de la paz y esperanza de Su presencia.
Jesús fue capaz de dormir durante esas condiciones violentas porque Él conocía íntimamente al Padre, Aquel que creó los mares y el viento. Él sabía que estaba en muy buenas manos aun en el medio de una tormenta feroz. Y tú también lo estás, amigo mío. Tú también lo estás.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Estás tú—o alguien que amas—sufriendo de un trauma o planes que han sido arrastrados, relaciones que han sido desagairradas o seguridad que ha sido devastada? En lugar de ser destruido por esta tempestad, ¿qué tal si permites que el disturbio aumente tu capacidad de crecer rápido y cumplir tu destino en Dios? Después de profundizar en la Palabra de Dios, ¡hay una exitosa manera de ser a prueba de tormentas!
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