[Serie Dichosos los que sufren] Recuperación del duelo y nueva vida Muestra

El Señor…secará las lágrimas de los ojos de todos…

La esperanza que recibimos al saber que la muerte ha sido vencida y que un día resucitaremos de entre los muertos, es un fuerte impulso que nos permite quitar nuestra mirada del pasado y del dolor y nos ayuda a enfocarnos en el futuro y en lo eterno. Nuestra perspectiva de lo que nos rodea cambia y nuestras prioridades se organizan poniendo en primer lugar el reino de Dios por sobre todas las cosas. 

Sumado a lo que hemos aprendido gracias a la carta del apóstol Pablo a la iglesia de Corinto en cuanto a la resurrección de los muertos en Cristo, ampliaremos nuestro conocimiento respecto al tema. ¿Qué sucederá luego de la resurrección? ¿A dónde iremos? 

Hallamos la respuesta a nuestra pregunta en la carta que el apóstol Juan escribe a la iglesia, en el libro de Apocalipsis. Juan nos cuenta una visión en donde ve un cielo nuevo y una tierra nueva (el lugar que Jesús está preparando para nosotros que menciona a sus discípulos en la última cena.) Una nueva ciudad bajará del cielo «la nueva Jerusalén» en donde reinará la presencia de Dios. Será un lugar donde Dios mismo habitará entre nosotros. En este lugar, Dios secará todas nuestras lágrimas y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor. Dios hará nuevas todas las cosas y nos dará de beber del manantial de agua de la vida. Recibiremos nuestra herencia como hijos de Dios y estaremos para siempre con nuestro amado Jesús.

Reflexiona: ¿Qué puedo comprender cuando leo sobre la visión descrita aquí? A medida que mi dolor personal sea levantado, ¿hay actividades en las que me gustaría participar con los demás? ¿Qué puedo hacer para que esto suceda?

Palabra de consuelo del día: « …el Señor todopoderoso preparará para todas las naciones un banquete con ricos manjares y vinos añejos, con deliciosas comidas y los más puros vinos. En este monte destruirá el Señor el velo que cubría a todos los pueblos, el manto que envolvía a todas las naciones. El Señor destruirá para siempre la muerte, secará las lágrimas de los ojos de todos…» (Isaías 25:6–8 DHH). 

La promesa que Dios nos hace nos llena de esperanza y de confianza. En ese día en que estaremos no solo con él, sino también con todos aquellos que han creído en su obra de salvación de toda la humanidad, participaremos de un hermoso banquete en donde celebraremos que Dios destruirá para siempre a la muerte. No habrá más dolor, no habrá más llanto, su presencia cubrirá y llenará toda la tierra. 

Que la revelación de la obra de Cristo pueda ser hoy la fuerza que te impulse a dejar el dolor a tus espaldas y a caminar de su mano hacia todo lo nuevo y maravilloso que Dios tiene preparado para ti en este tiempo. Confía en sus palabras y comienza a dar los primeros pasos hacia tu nueva vida.