El camino a seguirMuestra

El mensaje del libro de Isaías es un mensaje de esperanza, pero a la vez, es un llamado de atención a quienes se dicen seguidores de Dios.

Invita a reflexionar en cómo vivimos la justicia, en medio de las relaciones sociales, y la importancia de practicar este valor en la vida diaria y dentro de tu relación con Dios, a quien llama “El Santo de Israel”. Isaías asocia este Nombre de Dios con la práctica de la Justicia, Dios es Santo porque es Justo, es Justo porque es Santo; por lo tanto, espera de nosotros que practiquemos la justicia en todas nuestras relaciones interpersonales, en la vida diaria, en el trabajo. Pero Isaías nos recuerda que como seres humanos tratamos de vivir este valor sin la ayuda de Dios y por eso fracasamos.

La práctica de la justicia y la santidad sólo son posibles agarrados de Dios, sin Él no podremos vivirla, por lo tanto, nuestra religión debe ir impregnada de una relación real con Dios. El texto para meditar hoy es precisamente el secreto que Isaías da para ser justos, para ser santos, para agradar a Dios:  es mantener la calma en medio de todo lo que vemos y vivimos, pero no es una calma irresponsable, de indiferencia, de acomodo; es la calma que surge de confiar en Dios, la cual es muy diferente.

Esa calma es cuando oímos su voz que nos invita entender que la fuerza del cristiano es estar quieto y ver lo que Dios hace, es obedecer sus enseñanzas; el pecado es confiar en la violencia, pensar en la venganza, tomar la justicia en nuestras manos.

La salvación y nuestra fuerza, no importa lo que pase, radica en mantener la calma confiando en Dios, porque Él es el que abre el mar, el que calma las tormentas, el que gobierna sobre las naciones, el que conoce los corazones.