En el cieloMuestra
Cara a cara
En todo tipo de relaciones que tenemos en la vida, pasamos por etapas y desarrollamos diferentes niveles de intimidad. Miles de libros han sido escritos acerca de cómo lidiar con las relaciones y con los problemas de tipo relacional. El libro más publicado y leído de todos los tiempos, la Biblia, habla acerca de la historia de la relación del creador con nosotros, los seres humanos. Desde el principio al fin, desde Génesis a Apocalipsis, esta historia presenta los diferentes niveles de intimidad que solíamos tener, que perdimos y volvimos a tener con nuestro amado Padre.
En el Jardín del Edén, Dios y los seres humanos caminaban, hablaban y pasaban tiempo cara a cara. De hecho, el nivel de intimidad era tan profundo que, increíblemente para nosotros, Adán y Eva estaban desnudos y no tenían vergüenza (Génesis 2:25). La vergüenza llegó después del pecado (Génesis 3:7). Es más, después de pecar, por primera vez tuvieron temor de Dios y se escondieron de Él, además de tener vergüenza de su desnudez (Génesis 3:8, 10, 11). Dios, en su misericordia, proveyó prendas para ellos, pero les prohibió la entrada al Jardín del Edén (Génesis 3:21, 23). El nivel más puro y alto de intimidad que Dios había destinado a tener con nosotros fue arruinado por el pecado.
En el Antiguo Testamento, leemos que lo más cerca que los seres humanos podían llegar a Dios era a través de la adoración en lugares especiales que Dios destinó para ese propósito, y a veces solo en ocasiones especiales. En el desierto, el pueblo de Dios tenía el Tabernáculo y luego, Salomón construyó un templo. Pero nadie podía ver a Dios cara a cara (Éxodo 33:18-20, Isaías 6:5). Ni siquiera luego de cumplir con todos los requisitos que la ley de Dios explicaba con tantos detalles (Hebreos 9 y 10).
En el Nuevo Testamento, el libro de Hebreos nos explica magistralmente que a la luz de la muerte de Jesús en rescate por nosotros, y gracias a su resurrección, todos los requisitos de la ley fueron cumplidos. El sacrificio perfecto de Jesús nos dejó llegar a un nuevo nivel de intimidad con Dios. Ahora, adoramos en espíritu y verdad, y Dios vive en nosotros a través del Espíritu Santo (Juan 4:23-24, 1 Juan 3:24). Sin embargo, no podemos ver a Dios cara a cara como Adán y Eva en el Jardín del Edén.
La Biblia nos dice que un día todas las cosas serán restauradas, así como Dios nos prometió (Hechos 3:21, Juan 5:28-29, Apocalipsis 21:5). Podremos alabar a Dios cara a cara nuevamente (1 Corintios 13:12). No habrá más velo ni sombras. Tendremos un cuerpo glorificado, y podremos ver a Dios, hablarle y caminar junto a Él (Filipenses 3:21). No va a haber necesidad de un templo o una ocasión especial para estar con Dios. Él habitará en medio de nosotros (Apocalipsis 21:3).
Pensamiento del Día
¡Un día podremos ver a Dios cara a cara! ¡Toma un momento y deja que esta verdad llene tu vida! ¡Regocíjate!
Acerca de este Plan
Un día entraremos en la eternidad. No habrá más noche, no tendremos más problemas. El cielo brillará con la gloria de Dios, y le adoraremos cara a cara. En este plan devocional, nos enfocaremos en el desarrollo de una perspectiva eterna para nuestras vidas. Esto nos ayudará para que nuestras metas, planes y propósito, estén alienados con los planes y con las promesas eternas de Dios.
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Queremos agradecer al pastor principal de la Primer Iglesia Bautista de Houston, Gregg Matte y a El Centro Network por brindarnos este plan devocional. Para más información por favor visite: https://houstonsfirst.org y http://www.elcentronetwork.com/