[Serie Hechos] Imparables del evangelioMuestra

Puesto a prueba por el Espíritu Santo 

Brenda Macías Jiménez

Pablo inició su viaje con un solo destino en mente: Jerusalén. Pese a que sus discípulos, con quienes se encontró en Siria, trataron de convencerlo de que no fuera porque sentían que encontraría gran oposición por parte de judíos no creyentes. Es importante resaltar que Pablo viajaba en barco, lo cual facilitaba su travesía. En el camino encontró a otros creyentes que también trataron de convencerlo para que no fuera a Jerusalén. 

Pablo conoce al profeta Ágabo, quien luego de atarse los pies y las manos con el cinto de Pablo, le profetizó que los judíos de Jerusalén lo apresarían. El cinto que utilizaba Pablo mantenía su túnica ajustada y a la vez sostenía la «espada» como en cualquier armadura de un guerrero. El cinto representa «la verdad» de Dios y la espada «la Palabra». No se puede sostener la espada sin el cinto. ¡Así mismo, la Palabra está sujeta a la verdad!

El Espíritu Santo ya le había advertido a Pablo que iba a ser perseguido en Jerusalén, así que, esto hizo que él se mantuviera firme y dijera que estaba dispuesto a morir por el nombre del Señor Jesús, pidiendo de esta manera que se hiciera la voluntad de Dios. 

Las profecías eran ciertas, pero Dios estaba poniendo a Pablo a prueba para ver si en realidad estaba dispuesto a llevar su verdad a donde fuese enviado, pese a ser atado, golpeado, arrojado o encarcelado. La experiencia de Pablo sería un tanto similar a lo que Jesús vivió en sus últimas horas. El Hijo de Dios continuó con la misión porque ya estaba puesta en su corazón, y lo mismo fue para Pablo.

Responde 

¿Cuál es la misión que Dios ha puesto en tu corazón? Recuerda las veces que el Padre te ha pedido que tomes una decisión difícil o radical para tu vida. Quizá te negaste o te sentiste incapaz. ¿Eres de los que da el siguiente paso solo cuando las cosas parecen estar en orden? ¿Estás dispuesto a entregar todo a Dios y dejar que el Espíritu Santo te guíe tal como lo hizo con Pablo, sin importar el rechazo y otras consecuencias? Dios sabe exactamente el plan que tiene para tu vida y la de tus seres amados. Pablo nunca apartó su mirada del destino. Te invito a que entregues tus planes al Padre celestial y confíes que él guiará tus pasos.