En La Brecha — La Paternidad CristianaMuestra

Día 7 — La disciplina

Leer: Hebreos 12:5–11

La mayoría de las personas, cuando revisan sus vidas, pueden señalar a los tiempos de prueba como los momentos que ocasionaron el crecimiento espiritual y el desarrollo de su carácter. Por alguna razón, los desafíos más complicados son aquellos que promueven el mayor progreso en la gracia y la virtud. Los padres quieren que sus hijos tengan esta perspectiva sobre la disciplina y que vean cómo los ayuda a crecer y madurar. Esperan que sus hijos puedan mirar hacia atrás y decir, «cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y los respetábamos» (versículo 9 DHH). La corrección que no es dura o vengativa, que es consistente y justa, que se ejecuta con amor, es necesaria para el desarrollo del hijo. Un hijo que ha recibido este tipo de disciplina puede mirar atrás con gratitud y respeto hacia su padre. 

La disciplina paternal hacia el hijo es la perspectiva en que el escritor espera que sus lectores entiendan el sufrimiento que experimentan como cristianos. El autor cita Proverbios 3:12 , «porque el Señor corrige a quien él ama» (versículo 6 DHH). De hecho, sufrir como cristianos no solo es una señal del amor de Dios, sino también una señal que Dios nos está tratando con sus hijos legítimos (versículo 8). Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían «durante esta corta vida, según lo que les parecía más conveniente», o sea, durante nuestra niñez nos corregían según su propio juicio (versículo 10). De igual manera, Dios nos corrige durante toda nuestra vida de acuerdo con su conocimiento de lo que es mejor para nosotros. La meta final de la disciplina de Dios es «una vida de paz y rectitud» (versículo 11 DHH).

Reflexionar: ¿Cuáles son algunos de los beneficios que la disciplina ofrece? 

Orar: Dios nuestro Padre, que disciplinas a los hijos que amas, mira a mi familia con tu amor y ayúdame con tu gracia mientras me propongo hacer que mi hogar sea un lugar para crecer en la santidad.