El pan de ayerMuestra

No puedes congelarlo

Mi mamá es la reina del “congelador”. Ella congela todo, desde la sopa hasta las carnes y los panes de pan recién hecho. Siempre bromeo con ella, diciéndole que puedo decir cuándo descongela una barra de pan y la pone en la mesa porque no sabe "fresca" como si se hubiera hecho.

¿Cuántas veces hemos tratado de congelar el pan que Dios nos dio y descubrimos que no tenía el mismo sabor que antes? Dios nos da lo suficiente para mantenernos en marcha. Al igual que los israelitas que intentaron aferrarse al maná que Dios le dio, fue contraproducente para el plan que Dios estableció para ellos porque estaba destinado a mantenerse solo por el día actual y tratar de aferrarse al día siguiente acaba de ser un botín.

Nuestra esperanza en Jesús es para lo que está por venir, no solo lo que ha pasado. Nuestro instinto de aferrarnos al pan de ayer puede deberse al temor de lo que podamos enfrentar hoy. Caminar en la fe puede ser intimidante, pero podemos estar seguros de que Dios está con nosotros en cada paso del viaje. No tenemos que saber cómo Él proveerá; pero solo recuerda que Él proveerá.

Como vemos en las Escrituras, los israelitas estaban enfocados en lo que Dios entregó y olvidaron Quién lo entregó. Recordar la fuente de nuestro pan es la clave para mantenerse fresco, día a día.