El pan de ayerMuestra

Un tiempo y un lugar

Al crecer, teníamos un negocio familiar y recuerdo haber escuchado los debates entre mi hermano y mi padre acerca de mantener la máquina de escribir o pasar a Microsoft Word, un procesador de textos basado en software. Un día, mi hermano finalmente tiró la máquina de escribir ya que mi padre tenía problemas para adaptarse a la nueva forma de procesamiento de textos en una computadora. La forma en que siempre había sabido que tenía mucho valor en su apogeo se había vuelto ineficiente y estaba frenando la capacidad de hacer negocios bien en la época actual en la que estaban operando.

En nuestro camino cristiano, es fácil volvernos complacientes porque ya no estamos estirando los límites de nuestra fe y simplemente nos mantenemos en el área de comodidad que siempre hemos conocido. Ya que Dios lo arregló de cierta manera en el pasado, tenemos una tendencia a creer que lo hará de la misma manera en el futuro y cuando no lo haga, podemos sentir que Dios no está escuchando cuando en realidad, Él siempre está escuchando y respondiendo de maneras que no podemos predecir.

Me he sorprendido muchas veces recomendando una oración contestada. Dios me la proporcionó a otra persona, ya que sentía que era la forma en que Él cuidaría de ellos porque así era como veía a Dios moverse en mi propia vida. Lo que aprendí con el tiempo fue que su amor y afecto es unánime para todos, pero cómo Él nos bendice a cada uno de nosotros es único de acuerdo con el tiempo y la temporada en que vivimos.

La bendición de ayer o el "pan del cielo" tiene un tiempo y un lugar. Parte de crecer en nuestro caminar con Dios es apoyarse continuamente en Él y nunca llegar a ser autosuficiente. El momento en que olvidamos que necesitamos a Dios, es el momento en que comenzamos a desviarnos del curso del plan de Dios para nuestra vida.