Día 12: Generosidad

Una de las lecciones más difíciles que he tenido que aprender es que mi dinero pertenece a Dios. Cada dólar. Cada centavo. Todas las tarjetas de crédito. Cada cheque. No importa de quién sea la cara que pongan en el nuevo billete de diez dólares, eso también pertenece a Dios.

En realidad es más fácil reconocer que nuestras vidas son de Dios y que nuestros cuerpos son de Dios que reconocer que nuestro dinero es de Dios. Porque... ay. Dios está un poco desquiciado cuando se trata de generosidad y coraje y de enseñarnos a confiar, ¿verdad? Jesús nos dice que el último será el primero, que es más fácil para un camello pasar por el ojo de la aguja que para una persona rica ir al cielo, que el Reino de los cielos es como una semilla de mostaza.

No se trata del dinero, el dinero, el dinero.

Como canta Jessie J., no se trata del dinero. En realidad no lo es, al menos no en la raíz. El diezmo se trata de decidir cuál de las siguientes dos cosas permitimos que reine en nuestros corazones y nuestras familias: confianza o preocupación. ¿Confiamos en que Dios es quien dice ser? ¿Que Él tiene nuestros mejores intereses en el corazón? ¿Que Él proveerá para nuestras necesidades? ¿O dejaremos que la preocupación, una mentalidad de escasez y miedo, dirija el espectáculo? El miedo engendra miedo. La preocupación agrava la preocupación. ¿Pero confianza? Allana el camino para la paz y la libertad, la alegría y la esperanza. Y aquí es donde a Dios le encanta abrirse paso.

Preguntas de Reflexión/Discusión

1. Cuando se trata de dinero, ¿eres más un gastador o un ahorrador? Ya sea que se trate de artículos deportivos, maquillaje, decoración del hogar, revistas o medios de comunicación, ¿cuál es un lugar en el que puedes gastar fácilmente demasiado dinero?
2. Es la naturaleza humana esforzarse, aferrarse y aferrarse a cada dólar. Pero aferrarse es lo opuesto a la libertad, y Dios nos creó para vivir en libertad, nuestras manos abiertas para recibir Sus dones y alabarle en adoración sin trabas. Resulta que el diezmo es una clave vital para ordenar nuestras finanzas, y tener finanzas simple es un paso aún más crítico para despejar nuestras almas. ¿Cómo podemos abrir nuestras manos a Dios, dejando de aferrarnos a cada dólar, ayuda a despejar nuestras almas?
3. ¿Qué significa que Dios quiere ayudar a "liberar" nuestras finanzas? ¿Cómo sería la libertad para ti?
4. ¿Cuál es un ejemplo de Dios que satisface una necesidad para ti de una manera sorprendente o inesperada?
5. Leer Malaquías 3:10, Mateo 6:25–30 y Hechos 5:1–11. ¿Qué tienen en común estos pasajes? ¿Qué lección podrían tener para ti hoy?
6. ¿Alguna vez has diezmado (dado un porcentaje de tus ingresos a Dios)? En caso afirmativo, ¿cual fue la experiencia? ¿Sigues diezmando hoy? Si no, ¿cómo sería comenzar?