Preparando nuestros corazones para la Pascua: un devocional de CuaresmaMuestra
"Día 23: El Espíritu"
En el último de nuestros textos de Isaías, finalizamos con un pasaje de esperanza acerca de la transformación que da el Espíritu Santo. El Ungido del Señor, quien ha sido descrito en los capítulos anteriores como Rey y como Siervo, ha venido a anunciar buenas nuevas a los pobres, los quebrantados de corazón, los cautivos y los encarcelados. Este Ungido es a la vez Siervo lleno de compasión por los necesitados y Rey que tiene el poder de promulgar esta transformación.
Es difícil no leer este pasaje sin un sentido de añoranza, alegría y esperanza. Nuestros corazones están atraídos por la esperanza de que nuestro duelo puede convertirse en belleza, alegría, alabanza, justicia y gloria. Nuestras vidas son muy diferentes del mundo de los judíos exiliados; sin embargo, este pasaje habla a los sitios más profundos de nuestros desilusionados corazones. Nos hace eco en el hecho de que también somos pobres, quebrantados de corazón, alienados y atrapados por las cárceles de nuestro propio actuar. Buscamos algo o alguien que nos pueda sacar de los apuros en los que a menudo nos encontramos porque la vida está más allá de nuestra capacidad de controlarla con nuestra inteligencia, dinero o fuerza de voluntad. ¿Quién es este Ungido que nos lleva a creer que no estamos solos, y abandonados a nuestra suerte?
De todos los pasajes del Antiguo Testamento que Él pudo haber usado para iniciar Su ministerio, Jesús lee del pasaje de Isaías y concluye con una declaración audaz, "Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes (Lucas 4:21). Al considerar las cosas que le llevan a sentirse solo e impotente, recuerde que la esperanza de transformación presentada en Isaías se ha logrado, y Jesús es el cumplimiento tan esperado de los anhelos de nuestros corazones.
Oración
Padre Celestial, Tú has logrado a través de Cristo, el Ungido, lo que yo nunca podría hacer en mis propias habilidades. Sin embargo, a través de mi vida diaria me vuelvo de nuevo a mi antiguo yo, poniendo mi esperanza de cambio en todo menos en Ti. Ayúdame a ver la plenitud de lo que Cristo ha hecho en mí; así yo puedo poner mi esperanza en Él y experimentar mayor sanidad, libertad y la paz que por gracia nos das. En el Nombre de Cristo, amén.
Derechos de autor (c) 2012 por The Redeemer Presbyterian Church.
En el último de nuestros textos de Isaías, finalizamos con un pasaje de esperanza acerca de la transformación que da el Espíritu Santo. El Ungido del Señor, quien ha sido descrito en los capítulos anteriores como Rey y como Siervo, ha venido a anunciar buenas nuevas a los pobres, los quebrantados de corazón, los cautivos y los encarcelados. Este Ungido es a la vez Siervo lleno de compasión por los necesitados y Rey que tiene el poder de promulgar esta transformación.
Es difícil no leer este pasaje sin un sentido de añoranza, alegría y esperanza. Nuestros corazones están atraídos por la esperanza de que nuestro duelo puede convertirse en belleza, alegría, alabanza, justicia y gloria. Nuestras vidas son muy diferentes del mundo de los judíos exiliados; sin embargo, este pasaje habla a los sitios más profundos de nuestros desilusionados corazones. Nos hace eco en el hecho de que también somos pobres, quebrantados de corazón, alienados y atrapados por las cárceles de nuestro propio actuar. Buscamos algo o alguien que nos pueda sacar de los apuros en los que a menudo nos encontramos porque la vida está más allá de nuestra capacidad de controlarla con nuestra inteligencia, dinero o fuerza de voluntad. ¿Quién es este Ungido que nos lleva a creer que no estamos solos, y abandonados a nuestra suerte?
De todos los pasajes del Antiguo Testamento que Él pudo haber usado para iniciar Su ministerio, Jesús lee del pasaje de Isaías y concluye con una declaración audaz, "Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes (Lucas 4:21). Al considerar las cosas que le llevan a sentirse solo e impotente, recuerde que la esperanza de transformación presentada en Isaías se ha logrado, y Jesús es el cumplimiento tan esperado de los anhelos de nuestros corazones.
Oración
Padre Celestial, Tú has logrado a través de Cristo, el Ungido, lo que yo nunca podría hacer en mis propias habilidades. Sin embargo, a través de mi vida diaria me vuelvo de nuevo a mi antiguo yo, poniendo mi esperanza de cambio en todo menos en Ti. Ayúdame a ver la plenitud de lo que Cristo ha hecho en mí; así yo puedo poner mi esperanza en Él y experimentar mayor sanidad, libertad y la paz que por gracia nos das. En el Nombre de Cristo, amén.
Derechos de autor (c) 2012 por The Redeemer Presbyterian Church.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Qué es Cuaresma? Es un tiempo en el cual anticipamos la victoria de la luz y la vida de Cristo sobre la oscuridad del pecado y la muerte. Durante este tiempo desde el Miércoles de Ceniza hasta la Pascua, se nos recuerda nuestra fragilidad y la gracia redentora de Dios.
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Este devocional fue creado por el personal de la Redeemer Presbyterian Church y fue publicado originalmente en el 2012 en www.redeemer.com Reproducido con autorización.