Preparando nuestros corazones para la Pascua: un devocional de CuaresmaMuestra
"Día 13: El desprecio"
David se está ahogando en sus problemas (vv. 1-3). Él está clamando en solitaria agonía, dejado de lado por sus amigos y familiares (v. 4) y atacado por sus oponentes (v. 8). Su reputación está bajo ataque. El campeón cuyo nombre fue alguna vez celebrado en las calles, está ahora siendo objeto de burla en las tabernas (v. 12). El salvador de Israel está clamando por salvación y no escucha ninguna respuesta (v. 3).
El dolor que sentimos cuando nuestra reputación está bajo ataque es totalmente humillante. No importa si nuestro origen cultural premia el nombre de la familia o si somos individualistas que buscamos hacer un nombre por nosotros mismos, ese nombre es nuestra hoja de vida. Se acaba éste y estamos en peligro de una crisis total de identidad. ¿Cómo estamos tentados a responder cuando es nuestra reputación la que está siendo asaltada? ¿Tratamos de esconder nuestros defectos? ¿Cedemos a la desesperación? ¿Nos enloquecemos a nosotros mismos (y a otros) en una búsqueda desesperada de la perfección? David está en otro sentir.
Incluso a pesar de su angustia, la mente de David no está pensando en sí mismo. Él no está preocupado por su propio honor. Su celo es por la casa del Señor. Esto es lo que lo consume (v. 9). Honestamente confiesa sus faltas, ora para que no haya daños colaterales causados por sus propios errores y que podrían llevar a difamar al Dios de Israel o a quienes lo siguen a él (vv. 5-6). David hace su ruego, basando su declaración audazmente en el inalterable amor y la fidelidad de su justo y omnisciente Señor (v. 13). En resumen, él se coloca a sí mismo en la propia reputación de Dios.
Muchos años después, el que es llamado el Hijo de David entró al templo en Jerusalén en la Pascua, expulsando a los mercaderes y cambistas. Sus discípulos recordaron lo que estaba escrito, “El celo por tu casa me consume” (Juan 2:17). Esta confrontación desató los eventos que luego culminarían en la más grande e inimaginable pérdida de dignidad, El creador del universo, humillado como un criminal en una cruz, oró por Sus enemigos, ofreciéndoles todos los beneficios de Su buen nombre. En Jesús, hemos heredado una reputación eterna que nunca puede ser empañada.
Oración
Señor Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Dios, confesamos que hemos tratado demasiado de hacer un nombre para nosotros mismos, y hemos considerado muy poco el nombre que Tú nos has dado. Tú, cuyo nombre es sobre todo nombre, hiciste a Ti mismo de ninguna reputación. Te humillaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, y soportaste la burla violenta de aquellos a los que le ofreciste Tu título. A través del intercambio final, escribiste Tu nombre en nuestra frente, y escribiste nuestros nombres, imborrables, en Tu Libro de la Vida. Danos la sabiduría y la fe necesaria para recibir con humildad Tu exaltación. Enséñanos por medio del Espíritu Santo y la Palabra para crecer juntos en ese nombre, y entonces comenzar a reflejar los atributos relacionados con Él. Por Tu reino, por Tu poder, por Tu gloria, amén.
Derechos de autor (c) 2012 por Redeemer Presbyterian Church.
David se está ahogando en sus problemas (vv. 1-3). Él está clamando en solitaria agonía, dejado de lado por sus amigos y familiares (v. 4) y atacado por sus oponentes (v. 8). Su reputación está bajo ataque. El campeón cuyo nombre fue alguna vez celebrado en las calles, está ahora siendo objeto de burla en las tabernas (v. 12). El salvador de Israel está clamando por salvación y no escucha ninguna respuesta (v. 3).
El dolor que sentimos cuando nuestra reputación está bajo ataque es totalmente humillante. No importa si nuestro origen cultural premia el nombre de la familia o si somos individualistas que buscamos hacer un nombre por nosotros mismos, ese nombre es nuestra hoja de vida. Se acaba éste y estamos en peligro de una crisis total de identidad. ¿Cómo estamos tentados a responder cuando es nuestra reputación la que está siendo asaltada? ¿Tratamos de esconder nuestros defectos? ¿Cedemos a la desesperación? ¿Nos enloquecemos a nosotros mismos (y a otros) en una búsqueda desesperada de la perfección? David está en otro sentir.
Incluso a pesar de su angustia, la mente de David no está pensando en sí mismo. Él no está preocupado por su propio honor. Su celo es por la casa del Señor. Esto es lo que lo consume (v. 9). Honestamente confiesa sus faltas, ora para que no haya daños colaterales causados por sus propios errores y que podrían llevar a difamar al Dios de Israel o a quienes lo siguen a él (vv. 5-6). David hace su ruego, basando su declaración audazmente en el inalterable amor y la fidelidad de su justo y omnisciente Señor (v. 13). En resumen, él se coloca a sí mismo en la propia reputación de Dios.
Muchos años después, el que es llamado el Hijo de David entró al templo en Jerusalén en la Pascua, expulsando a los mercaderes y cambistas. Sus discípulos recordaron lo que estaba escrito, “El celo por tu casa me consume” (Juan 2:17). Esta confrontación desató los eventos que luego culminarían en la más grande e inimaginable pérdida de dignidad, El creador del universo, humillado como un criminal en una cruz, oró por Sus enemigos, ofreciéndoles todos los beneficios de Su buen nombre. En Jesús, hemos heredado una reputación eterna que nunca puede ser empañada.
Oración
Señor Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Dios, confesamos que hemos tratado demasiado de hacer un nombre para nosotros mismos, y hemos considerado muy poco el nombre que Tú nos has dado. Tú, cuyo nombre es sobre todo nombre, hiciste a Ti mismo de ninguna reputación. Te humillaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, y soportaste la burla violenta de aquellos a los que le ofreciste Tu título. A través del intercambio final, escribiste Tu nombre en nuestra frente, y escribiste nuestros nombres, imborrables, en Tu Libro de la Vida. Danos la sabiduría y la fe necesaria para recibir con humildad Tu exaltación. Enséñanos por medio del Espíritu Santo y la Palabra para crecer juntos en ese nombre, y entonces comenzar a reflejar los atributos relacionados con Él. Por Tu reino, por Tu poder, por Tu gloria, amén.
Derechos de autor (c) 2012 por Redeemer Presbyterian Church.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Qué es Cuaresma? Es un tiempo en el cual anticipamos la victoria de la luz y la vida de Cristo sobre la oscuridad del pecado y la muerte. Durante este tiempo desde el Miércoles de Ceniza hasta la Pascua, se nos recuerda nuestra fragilidad y la gracia redentora de Dios.
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Este devocional fue creado por el personal de la Redeemer Presbyterian Church y fue publicado originalmente en el 2012 en www.redeemer.com Reproducido con autorización.