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Responsabilidad, control y cuándo dejar ir 

Los seres humanos tenemos una habilidad extraña. De alguna manera, tratamos de controlar demasiado y evitamos tomar responsabilidad por lo que podemos controlar. Culpamos a los demás cuando nuestras obligaciones no se cumplen, mientras intentamos hacernos cargo de las responsabilidades de los demás desesperadamente.

De manera innata reconocemos que hay un cierto equilibrio por hallar. Hay cosas fuera y dentro de nuestro control. Un tratamiento inadecuado de la balanza conduce a la mentalidad de víctima y a la codependencia. Pero una comprensión saludable nos permite tomar decisiones con confianza y dejar de lado las cosas que no nos conciernen.

En la segunda carta a los Corintios, Pablo aconseja examinarnos a nosotros mismos. O en otras palabras, ponernos a prueba. Sin embargo, muchas veces queremos controlar o examinar a los demás, ¿no es así? Pablo dice: Cada uno debe probar sus propias acciones. Entonces pueden sentirse orgullosos de sí mismos solos, sin compararse con alguien más, ya que cada uno debe llevar su propia carga.

Podemos controlar tres cosas en este mundo. Nuestra actitud o perspectiva, nuestras acciones, y en quienes confiamos. Eso es todo. Podemos elegir una sola persona de los miles de millones en este planeta.

Al nombrar y centrar nuestra atención en estas tres cosas, podemos liberarnos de perder tiempo tratando de explotar todos los factores, personas y circunstancias que rechazarán obstinadamente nuestros esfuerzos de control.

De la misma manera, tomar responsabilidad por estas tres cosas alimentará el anhelo dentro de nosotros para participar y tomar medidas significativas. No es que no debamos hacer nada. También hay peligro en ese lado del espectro. Debemos hacer lo que estamos destinados a realizar. Nada más y nada menos. Hay un dicho veraz por ahí que dice así: «Suelta y deja que Dios haga». Esto es apropiado para todo lo que no controlamos, que es la mayor parte de la vida. Pero con respecto a las cosas que controlamos, Pablo nos exhorta a asumir la responsabilidad llevando nuestra propia carga.

Llevar nuestra propia carga produce satisfacción. Es una forma de contribuir y marcar la diferencia. Dejar ir todo lo que no controlamos es una forma de evitar la frustración. Ver la realidad tal como es, proporciona una base firme para una vida exitosa.

Para profundizar más sobre el tema de este plan devocional, lee el libro Globos amarillos de Tim Dunn. Puedes descargar la versión en inglés, desde   http://www.yellowballoons.net/   en el área de Descargas, con el código de acceso: Grace