¿Tienes un lugar para Él?

La historia de la Navidad es tan familiar. Muchas personas la han escuchado, de alguna manera, desde que eran niños. Las escenas del pesebre, los pastores de ovejas, los sabios son todos partes de la cultura narrativa que se ha contado una y otra vez a lo largo de dos mil años. Con una historia tan familiar, es fácil pensar que no tiene nada nuevo que enseñarnos. Sin embargo, la palabra de Dios es viva y activa — lo que significa que obra en nosotros de nuevas formas cada vez que la digerimos. 

Consideremos este familiar pasaje del libro de Lucas: 

Lucas 2: 1-7

Por aquellos días Augusto César decretó que se levantara un censo en todo el Imperio romano. Este primer censo se efectuó cuando Cirenio gobernaba en Siria. Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo. También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.

Un censo mundial se lleva a cabo. María y José viajan 90 millas con el fin de registrarse. María está embarazada y después de dar a luz no tiene otro lugar que una cueva utilizada como establo para las ovejas para poner al bebé. ¿Cómo puede ser esto?

Habría habido muchas personas que como José y María viajan para registrarse en este censo. Belén habría estado repleta de extranjeros, y las posadas habrían estado en una temporada ocupada. Aún así, esto nos lleva a preguntarnos —¿no había ningún posadero dispuesto a hacer un lugar para una chica embarazada? 

O quizás esta chica embarazada era precisamente la razón por la que "no había lugar para ellos en la posada"? En aquellos días estar embarazada antes del matrimonio era vergonzoso, por decir lo menos. Quizás el posadero eligió no soportar la desgracia de hospedar personas de tan mala reputación. 

Pero, como sabemos. María no era una chica ordinaria. Ella había sido escogida para dar a luz al Hijo de Dios. Los posaderos no sabían esto, y en el ajetreo y el bullicio de su ocupada temporada, dudo que estuvieran abiertos a escuchar esto. Estar ocupado a menudo significa estar muy ocupado para las oportunidades que Dios ha puesto al frente nuestro. 

Apocalipsis 3:20

Mira que estoy a la puerta y llamo.

Sin siquiera saberlo, el posadero rechazó al Hijo de Dios. Aunque la pregunta salió de los labios de María y José, la respuesta afectó a Dios. 

Lo reconozcamos o no, en una variedad de formas silenciosas, normales y personales, Cristo viene preguntándonos lo mismo — ¿tienes un lugar para mí? 

Proverbios 16:2

A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. 

Dios busca la respuesta a esta pregunta en los silenciosos, personales, ocultos lugares de nuestras vidas. Él mira en los lugares que nadie puede ver. Él mira en nuestros corazones. Él mira en nuestras motivaciones. Él no sólo ve nuestras acciones, Él ve todo lo que forma una acción: motivo, voluntad, propósito, obra. 

Dios mira profundamente. 

Jeremías 17:10

Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, 

para darle a cada uno según sus acciones 

y según el fruto de sus obras.

1 Tesalonicenses 2:4

Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió el evangelio, no tratamos de agradar a la gente, sino a Dios, que examina nuestro corazón.

Romanos 6:17

Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón

1 Timoteo 1:5

Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera.

¿Tenemos en nuestras vidas un lugar para Cristo? ¿Están las habitaciones de nuestros corazones siendo ocupadas con otras cosas? ¿Nos estamos moviendo día a día buscándolo a Él en lugares remotos? 

¿Tienes un lugar para aquel que hizo un lugar para ti? 

Práctica y Oración:

En las siguientes cuatro partes de este devocional veremos cuatro personajes diferentes en los primeros años de Jesús y su manera de responder a esta pregunta. Antes de continuar, pon 3 minutos en el temporizador y ten una oración silenciosa. Escucha la voz de Dios haciéndote esta pregunta, "¿Tienes un lugar para mí?" Respóndele en tu corazón.