Adviento: el camino hacia la NavidadMuestra
Redención para la esperanza que se demora
Seguramente has escuchado el proverbio, “La esperanza que se demora es tormento del corazón”. ¿Pero sabías que Jesús nació porque Dios redimió una esperanza largamente demorada? En Génesis podemos leer que Abraham y su esposa Sara desearon tener un hijo por mucho tiempo, pero Sara era estéril. Cuando Sara tenía 90 años, Dios se le apareció a Abraham y le prometió que Sara concebiría un hijo, y que a través de su hijo, Dios establecería un pacto eterno entre Él y los descendientes de Abraham. De hecho, Sara se rió cuando Dios dijo esto porque ella pensó: "¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?". Sin embargo, Sara quedó embarazada y dio a luz un hijo. Abraham lo nombró "Isaac", que significa "risa", porque Dios le trajo a Sara gran gozo y redención a través de lo que parecía una situación imposible.
El hijo de Isaac fue Jacob, y Jacob tuvo 12 hijos, uno de ellos era Judá. A través de la tribu de Judá, nació el rey David, y debido a que la madre de Jesús, María, era descendiente de David (así como también lo fue su padre terrenal, Jose), El Salvador se convirtió en el fruto de la respuesta de Dios a la promesa de Abraham y Sara. Cuando Dios curó el cuerpo de Sara y cumplió el deseo de su corazón, plantó una semilla que finalmente reconciliaría a la humanidad consigo mismo, estableciendo un pacto que duraría para siempre. La capacidad de Sara de dar a luz en su vejez nos da otra razón para estar asombrados de la historia milagrosa del nacimiento de Jesús.
Si hoy te encuentras enfrentando una esperanza que se demora, ten la seguridad de que Dios va a redimir esta temporada y traerá una mayor recompensa de lo que puedas imaginar. Aunque ahora no puedas ver el propósito, algún día lo verás. ¡Aférrate a las promesas de Dios! Al igual que Sara, experimentarás que "un deseo cumplido es un árbol de vida".
Oración: Padre, gracias por ser un Dios fiel a Tu Palabra. Al igual que cumpliste Tu promesa a Sara, confío en que cumplirás Tus promesas para mí. De antemano, gracias por usar las estaciones difíciles de mi vida para un propósito mayor. Me siento honrado de ser parte del trabajo que te trae gloria.
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Acerca de este Plan
La Navidad es verdaderamente la historia más grandiosa que jamás se haya contado: una de perfecta fidelidad, poder, salvación y amor inagotable de Dios. Caminemos durante los próximos 25 días para descubrir el intrincado plan de Dios para salvar al mundo del pecado y de las promesas cumplidas en el nacimiento de Su Hijo.
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