Venciendo la depresiónEjemplo

         Estudios prueban que muchos que experimenta dolor emocional hoy, han pasado algún trauma y/o rechazo de niño. La forma más común en que el enemigo ataca es a través de un tipo de rechazo, auto-rechazo, temor al rechazo, falta de valoración propia y abuso. Esto resulta en la vergonzosa "depresión". A menudo, estas emociones se interponen entre nosotros y nuestro destino; y no nos permiten avanzar.

       Es común que nuestros corazones estén tan llenos de heridas, falta de perdón, oscuridad… que es difícil vernos a nosotros mismos en un futuro positivo. Pero hay cosas que puedes hacer regularmente, que te llevarán al buen camino y te guiarán a un lugar feliz: tu camino a la libertad. Si bien no hay soluciones rápidas ni fórmulas mágicas, salvo una liberación instantánea de parte de Dios, las Escrituras dicen que puedes ser libre.

       Mientras caminas hacia la plenitud, algo que puedes hacer es hallar a alguien para hablar. Reconoce cualquier herida, equivocación, y habla sobre eso. Puedes usar un diario, pero lo ideal es hablar con un consejero. Luego, propón en tu corazón decidirte a estudiar la Palabra de Dios diariamente. De este modo, pasarás tiempo pensando en el Único que te dará la libertad, en lugar de enfocarte en lo que te mantiene atado.

       Finalmente, encuentra la forma de perdonarte a ti mismo y a quienes te hirieron. El perdón es tan importante en tu búsqueda de gozo y paz. Grandes centros de salud están incorporando el perdón en tratamientos contra el cáncer; algunos hospitales tienen terapias de perdón que se usan junto con la quimioterapia. ¿Por qué? Los expertos dicen que no perdonar tiene efectos negativos en el resultado del tratamiento. Los estudios conectan la falta de perdón con muchas de las enfermedades más importantes conocidas, y ¿sabes qué? ¡Es bíblico!

         La buena noticia es que puedes ser libre. Puedes convertirte en una nueva persona porque Dios está realmente contigo. Medita en la Palabra, aún si no tienes ganas. Te recuerdo alabarlo continuamente por tu progreso, aun cuando no lo veas. De nuevo, estás caminando por fe. Recurre a la oración y a las Escrituras. Permítele a Dios que mantenga Sus promesas para ti.