Seguir a JesúsMuestra

Nunca antes, tantas personas han tenido tanto y se han sentido tan insatisfechas.

Algunos sociólogos señalan la tecnología como factor significativo de nuestra infelicidad constante. Somos las primeras personas en la historia del mundo que pueden ver dentro de la vida de otras en tiempo real. Llevamos poderosas centrales de medios en nuestros bolsillos, que nos permiten seguir la vida de la gente a través de sus publicaciones.

Y si lo que vemos de la vida de otros nos parece mejor, más interesante y más satisfactorio que nuestra propia vida, sentimos que nos estamos perdiendo algo. Por supuesto, esa información que estamos mirando puede no reflejar la realidad. La mayoría de las personas muestra lo mejor: solamente las cosas que quieren que otras vean. “Photoshopeadas” y editadas, lo que vemos en línea hace que nuestra propia realidad parezca deslucida y aburrida.

No es de extrañarse que nos sintamos descontentos a menudo.

No importa cuánto tengamos, no se puede comparar con lo que otros aparentan tener.

Quizá ninguna otra persona en la historia ha comprendido mejor cómo manejar sus respuestas que el apóstol Pablo. Cuando estaba en una prisión en Roma, encadenado las veinticuatro horas del día a un guardia, Pablo en otras palabras escribió: “He podido estar sin las cosas que antes necesitaba. Pero también he tenido épocas en las que tuve más que suficiente. La vida pasa en estaciones. He tenido buenas temporadas en las que todo iba bien y he tenido tiempos difíciles cuando nada salía como esperaba. Pero a través de esas vivencias, he aprendido que hay un secreto para estar contento, sin importar cuáles sean mis circunstancias en ese momento. Y ese secreto es que puedo hacer cualquier cosa y todas las cosas, no en mi propio poder, sino a través de Cristo. Él es quien me da la fuerza para manejar cualquier cosa que se me presenta”.

Lucharás contra el descontento hasta que dejes que Cristo sea todo lo que necesitas. Persigue todo lo que hayas deseado alguna vez. Nada de eso funcionará. Al final del día, aún te vas a sentir vacío.