En busca de consueloMuestra

Todos tenemos razones para amar a Dios, pero no todos vamos hasta El para decirlo. Vamos, busca en el baúl de los recuerdos todas las veces que has recibido ayuda de Dios, cuando estabas tan mal que sentías mucho miedo y estabas lleno de temores. La angustia era tu desayuno y la ansiedad tu cena. Pero corriste hacia Dios y El te sorprendió devolviéndote la felicidad que habías perdido. Te dio nueva razón para vivir y al fin después de muchos meses volviste a dormir tranquilo.

Que alegría, ahora tienes esperanza y te das cuenta de que vale confiar en Dios. Te alabare mi buen Jesús, te glorificare por todo lo que has hecho por mi. Si tu eres mi Dios, no hay nadie como tu. Que bueno eres Dios, contigo quiero andar. Por favor no me dejes caer, sostenme y ayúdame a caminar confiado. Ya no quiero sentirme como antes. Tu eres mi Dios, a ti acudo en busca de ayuda y se que me oyes.