Creemos en Jesús: El SacerdoteMuestra
Respondiendo a Cristo con servicio: 1 Juan 3:16
La Biblia enseña que el sacrificio que Jesús realizó por nosotros debe inspirarnos a servirle fielmente. A lo largo de Romanos 6, Pablo dejó claro que debido a que Jesús murió para salvarnos, estamos obligados a amarle y obedecerle. Él murió para darnos nueva vida - vida que está libre del dominio del pecado. Y una manera en la que debemos expresar nuestro agradecimiento por esta salvación es luchando contra el pecado en nuestras vidas, negándonos a someternos a él de nuevo. Como Pablo escribió en Romanos 6:2 al 4:
Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ... Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:2-4)
Una de las razones por las que Jesús murió es para que pudiéramos estar libres del dominio del pecado. Y la única respuesta apropiada a tal sacrificio es vivir de una manera que le agrade.
Las Escrituras también mencionan muchas otras maneras en que podemos servir a Cristo a la luz de su sacrificio. Obviamente, debemos seguir el ejemplo de Cristo, estando dispuestos a sufrir y hasta morir por sus propósitos. De hecho, pasajes como Hechos 5:41 y Filipenses 1:29 indican que es un gran honor y una bendición cuando sufrimos por causa de Cristo.
Y la Biblia también nos anima a servir a Cristo mediante el sacrificio de nosotros mismos por la misma gente por la que Jesús murió. Nos enseña a ser pacientes y compasivos unos con otros en Efesios 4:32 hasta el capítulo 5:2. Se nos enseña a renunciar a nuestras libertades por el bien de los más débiles en la fe en Romanos 14 y 1 Corintios 8. E incluso nos manda a dar nuestras vidas, tal como lo hizo Cristo, por el bien de los demás creyentes. Como Juan escribió en 1 Juan 3:16:
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. (1 Juan 3:16)
El sacrificio que Jesús hizo, que fue una vez y para todos los tiempos que consistió en la expiación en la cruz. Fue completamente suficiente para los fines previstos, es decir, tomó sobre sí mismo el justo castigo de Dios por los pecados. Nunca podríamos expiarlos por nosotros mismos, y mucho menos por medio de otro ser humano. Sin embargo podemos seguir el ejemplo de Jesús, entregando nuestras vidas por el bien de los demás.
Y si es que deberiamos estar dispuestos a morir por ellos, entonces también debemos estar dispuestos a hacer sacrificios menores para ellos, empezando con nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestra comodidad y nuestras posesiones con el fin de servirles.
Es fácil hablar de lo importante que es amar a los demás y sacrificarse por ellos. Pero a veces es difícil seguir adelante con estas ideas. Para amar bien a la gente, tenemos que sacrificar cosas que a menudo son muy queridas por nosotros, nuestro tiempo, nuestra economía y nuestra comodidad. Éstos son sólo algunos de los sacrificios necesarios para amar a los demás. Es muy difícil para nosotros valorar el reino de Dios y su justicia más que nuestras propias comodidades. Pero cuando no lo hacemos no entendemos una verdad importante: ganamos más ofreciendo estos sacrificios que los sacrificios mismos. Ganamos la oportunidad de adorar a Dios y ver su reino extenderse en el mundo en la forma en que damos de nuestras vidas por el bien de los demás.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan de lectura investiga la doctrina de la cristología, centrándose en la persona y la obra de Jesucristo. Jesús es Dios encarnado, el centro de toda la historia, y la única esperanza para la salvación de la humanidad y de la creación.Este plan explora el cumplimiento de Jesús del ofico de sacerdote del Antiguo Testamento.
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Nos gustaría agradecer a Third Millennium Ministries por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://es.thirdmill.org/