Reconfigura tu corazón: 10 días para combatir el pecadoMuestra

La fe cambia los corazones

¿Qué yace en el fondo de nuestros pecados? En este estudio, hemos visto que el corazón juega un papel central para guiarnos al pecado o a la santidad. Pero, ¿qué afecta al corazón?

Jesús nos mostró en el Sermón del Monte que la incredulidad se encuentra en el fondo de todos nuestros pecados.

Jesús ordenó a sus seguidores que no estuvieran ansiosos por lo que comerían, beberían o usarían. ¿Cómo es posible? Hasta el día de hoy, la gente tiene que esforzarse y luchar para sobrevivir, viviendo de cheque en cheque. ¿Cómo alimentaré a mi familia, pagaré mi hipoteca, arreglaré el auto? Su respuesta es tener fe en la provisión de Dios (Mateo 6:25–30). Creer cambia nuestros corazones.

Jesús nos enseña una verdad importante acerca de cómo funciona nuestro corazón. De alguna forma, dice: "Dado que Dios hace las pequeñas cosas, seguramente también hará las grandes cosas". Dios cuida y alimenta a los pájaros. Eso es evidencia de que Él te alimentará y vestirá a tus hijos. Cree que Dios es un proveedor y la ansiedad se quitará de tu corazón. Creer cambia tu corazón.

Sin embargo, la incredulidad dice lo contrario. Como Jesús señaló, el pecado de la preocupación revela la incredulidad subyacente en la provisión de Dios. Nos preocupamos porque no creemos que Dios proveerá. Toda incredulidad llena nuestro corazón y produce su correspondiente e inevitable pecado.

El poder de Dios no puede proveer. El amor de Dios no es suficiente para satisfacer. La ley de Dios no está alineada con mi alegría. La sangre de Jesús no es suficiente para mi pecado. La acción del Espíritu Santo no es adecuada para mi santificación. El Evangelio no puede sanar mi matrimonio, sacarme de mi adicción o silencia la amargura en mi corazón. Dudamos que Dios es suficiente.

Si no podemos confiar en Él, ¿en quién podemos confiar? Según nuestras acciones, todos hemos respondido rotundamente: "¡En mí mismo!". Cubriré mis necesidades. Cumpliré mis deseos. Cuando intentamos cumplir con nuestros deseos con nuestras propias tácticas, la única solución que produciremos es el pecado. Cuando nuestros corazones están llenos de incredulidad, todo lo que toquemos será convertido en ídolos de nuestra propia creación para nuestra propia satisfacción. ¡Oh hombres de poca fe!

Entonces, ¿cómo puedes luchar contra el pecado? Cambia tu corazón. ¿Cómo puedes cambiar tu corazón? Cambia tus creencias.

Cree que Jesús proveyó todo lo que necesitas en el Evangelio y tu corazón comenzará a moverse del pecado hacia Dios.